Autismo

El deterioro de la metilación en niños autistas

 Cuando me levanté de la cama esta mañana, tenía planificado trabajar en la continuación del artículo «No por mucho metilar…» que dejé a medias hace unos días, porque se ganó una segunda parte.

Pero tras desayunar y sentarme a hacer la habitual revisión de mi correo y las publicaciones de mis fuentes de estudio, me encontré con este video, y supe que quería compartirlo. Admiro la capacidad de explicar las cosas complejas de una forma tan sencilla. 

Una vez más, me valido. Una vez más, miro mis huellas y al camino recorrido con la aceptación de quien sabe que los pasos dados son los adecuados. 

«Lo excitante sobre toda esta investigación médica respecto de la inflamación cerebral, disfunción digestiva, disfunción mitocondrial, es que si es médica, es tratable, y si es tratable, es reversible».

«La recuperación no se trata de no estar en el espectro. Se trata de que tu cerebro se sienta mejor, se encuentre mejor». 

No puedo por más que reconocerme en esa rigidez. En lo necesario de mis rutinas. Y de mis horarios. Y aún a día de hoy escucho con dolor un «mírame a los ojos cuando te hablo». No siempre puedo. Y no siempre soy capaz de comunicar y expresar lo que quisiera transmitir en el terreno de las relaciones humanas. De hecho, soy un auténtico desastre ahí. 

Pero si algo sé hoy que durante muchos tiempo no supe es quien soy. Y dedicarme el tiempo suficiente para conocerme me enseñó a saber cómo funciono. Y me dio una paz y aceptación que antes no tenía. Me enseñó a poner límites cuando se trata de darme, y a no castigarme cuando no encajo en el perfil de quien reclama que lo haga. Me enseñó que cuando no me respeto, no puedo pretender que nadie lo haga. Que mi espacio y mi tiempo son necesarios, y que si le doy a mi cuerpo lo que necesita y quito lo que no ayuda, mi cerebro no se inflama, y yo, me siento mejor.

He traducido el vídeo y a continuación encontrarás la transcripción. Se trata de mi traducción de andar por casa, así que, si encuentras alguna errata, dímelo, ¿vale?    🙂 

Lo que voy a hacer es explicar algunos conceptos de bioquímica bastante complejos. Como no soy bioquímica voy a usar algunas imágenes para mostrar la importancia de que ciertos ciclos en el cuerpo de tu hijo funcionen bien y como todo está conectado.

Entonces, este es el ciclo de folato. Este ciclo produce todas las células en el cuerpo.

Entre 40 – 70% de los niños con el diagnóstico tienen problemas con este ciclo rosa, la forma en que funciona el ciclo del folato.

Justo a la derecha del ciclo del folato está el ciclo de metilación, y la mejor forma de entender la metilación es saber que cuando un bebé es concebido, no está metilado. Y ellos, crecen sobre el proceso de la metilación. Así que, este ciclo, muestra un 90% de disfunción en niños con el diagnóstico.

Juntos estos 2 ciclos funcionan para crear una batería en el cerebro. Esta batería se llama glutatión.

En niños con autismo, esta batería está 80% agotada y es lo que está limitando el desarrollo.

Esencialmente, el cerebro de tu hijo sólo puede desarrollarse en la medida en que el glutatión puede alcanzarlo.

Glutatión es agotado por cosas como plomo, mercurio, aluminio, cadmio, cosas como Bisfenol A.

Esta batería juega un rol crucial en gestionar la química cerebral.

Los neurotransmisores gobiernan todo desde el lenguaje, desarrollo social, procesamiento sensorial, función cognitiva. Así que, si estos ciclos no están funcionando bien, vamos a tener trastornos en el equilibrio del cerebro.

Lo que ocurre cuando no tienes suficiente glutatión, es que terminas teniendo mucho glutamato. El glutamato es el neurotransmisor más abundante en el cerebro, pero debe ser gestionado adecuadamente. Cuando el cerebro tiene mucho glutamato, empieza a estar muy excitado. El glutatión debería ayudar a manejar esa excitabilidad, pero, si no puede, esa excitabilidad puede llegar a un límite tóxico. Puede llegar tan alto que genere daño en el cerebro.

Esto es lo que vemos para niños con autismo. Cuando el glutamato está tan alto, y, todos nosotros hacemos esto, todos tenemos picos de glutamato y los manejamos con comportamientos repetitivos, olvidas tu pasaporte, tu cartera, estás estresado por algo y tu ritmo va y viene.

Esta es una forma de comportamiento repetitivo que está dirigido a controlar el glutamato en el cerebro.

El problema con el autismo es que el glutamato es tan alto todo el tiempo que niños y adultos quedan atrapados en este mundo repetitivo en el que están. Son muy fijos, muy rutinarios, rígidos y obsesivos.

Así que, la mayoría de lo que hacemos en un tratamiento biomédico es mejorar estos ciclos. Es importante desde un punto de vista de calidad de vida, porque tener tanto glutamato es incómodo.

Además, abre puertas a habilidades sociales, del lenguaje y cognitivas que pueden estar bloqueadas porque el glutamato es demasiado alto.

El ciclo de metilación gobierna unas 200 funciones diferentes en el cuerpo.

Toma el ácido fólico sintético o el folato, y lo convierte a metilfolato. Esencialmente, metilfolato es como oro para el cerebro.

Este donante de metilo, viaja hasta aquí, y se dona a 200 reacciones enzimáticas y bioquímicas diferentes. La mayoría de ellas, son esenciales para el desarrollo.

Una de las más importantes de las que quiero hablar es la forma en que forman las membranas celulares. Éstas son realmente cruciales para el autismo. Sabemos que cuando las membranas celulares están dañadas, vemos más síntomas autistas. Cuando podemos frenar el daño a las membranas, esos síntomas disminuyen.

Tus membranas celulares gobiernan mucho de tu procesamiento sensorial, tu articulación, claridad, skills cognitivos, y tu lenguaje. Este es un centro de comunicación.

Tu membrana celular permite entrar cosas, y elimina toxinas.

Sabemos que nuestros niños tienen problemas con sus membranas celulares. Sabemos que muchos tienen problemas con sus mitocondrias. Y esta es la fábrica de producción de energía en el cuerpo.

La mitocondria crea la “moneda” que impulsa las habilidades motoras, así que cosas como skills motores, y también contacto visual y comunicación porque estas son las mejores habilidades motoras que tenemos, están gobernadas por la función mitocondrial.

Así que, si no tienes un ciclo del folato que esté funcionando correctamente, y no puedes metilar adecuadamente, no tienes glutatión suficiente, vas a generar daño en la membrana celular, y vas a dañar la mitocondria. Así que, la mayoría de la investigación en los aspectos médicos del autismo han identificado algunos problemas con la función mitocondrial, así que, si podemos proteger la mitocondria y empezar a sanar el sistema, vamos a ver mejoras en habilidades generales.

 

La forma en que pienso en esta “moneda” cuando hablamos de las habilidades de lenguaje de tu hijo, es como: “tienes que pagar tus facturas. Tienes que tener dinero suficiente para pagar tus facturas. Tienes que tener energía suficiente para mover los músculos y para alimentar las sinapsis”. Así que, sabemos que nuestros niños que tienen un diagnóstico, a menudo tienen muy pocas sinapsis, y no tienen combustible suficiente. Es un problema de combustible.

Si podemos mejorar el combustible en general, veremos ganancias generales en nuestros niños.

Ahora, diría definitivamente que en mis 14 años de práctica la intervención dietética es la más difícil para las familias. Parece sorprendente e incluso confuso para la gente que cambiar la dieta de tu hijo pueda mejorar su desarrollo. Así que, quizá esto tenga sentido:

Si entre el 40 – 70% de los niños que tienen un diagnóstico, no giran su ciclo rosa muy efectivamente, esencialmente no pueden tomar ácido fólico sintético de cosas como granos, y convertirlo a metilfolato, que hemos mostrado que es esencialmente como oro, cuando hablamos de desarrollo. El ácido fólico sintético en la dieta norteamericana, es alrededor de 5 mg al día, 5000 ug. Eso está bien si puedes convertirlo. Pero si no puedes, este ciclo se atasca y para de moverse.

Otras formas en las que el ciclo del folato puede ralentizarse es la toxicidad. A menudo vemos familias que dicen: si mi hijo ha sido expuesto a plomo o mercurio, ¿tengo que ponerlo en la dieta? Si. Porque esto va de la mano. Cosas como plomo y mercurio, de hecho, frenan el ciclo aquí, así que es más importante incluso para niños que han sido expuestos a metales tóxicos quitar los granos de la dieta.

Cuanto más rápido gira el ciclo rosa, más rápido gira el ciclo verde, más glutatión, mejor gestión de glutamato en el cerebro.

La dieta libre de granos elimina no sólo gluten sino también maíz y arroz. Cualquier cosa que tenga ácido fólico sintético que haya sido fortificado.

Poniendo a los niños en esta dieta, a veces es llamada Paleo, GAPS, SCD, todas ellas funcionan para mejorar el ciclo del folato.

Cuando tu ácido fólico no se está convirtiendo, básicamente, atasca el cerebro.

Así que, imaginemos que estos son los receptores de folato. Los receptores de folato, se unen preferiblemente al ácido fólico, lo que significa que esto está totalmente atascado con folato malo hasta que lo reemplazamos por metilfolato.

Esto sólo ocurrirá si tu hijo está libre de granos al 100%.

La razón por la que hablamos tanto de la dieta es que estimamos, basados en las miles de familias con las que hemos trabajado, que éste es el 50% del potencial de éxito de tu hijo.

Vemos el desarrollo de los niños mejorar dramáticamente, ellos se sienten mejor, hablan más, aprenden más rápido. Este ciclo moviéndose, es una gran parte del éxito biomédico.

La otra parte que las familias encuentran muy difícil es usar inyecciones de b12.

A menudo trabajamos con niños muy pequeños, a veces bebés. Las inyecciones de b12, en realidad, ganan sobre cualquier b12.

El estatus de b12 no importa cuando se trata de mejorar el ciclo de metilación. Utilizamos metil b12. Utilizamos el grupo metilo unido a la b12 como un sistema de entrega, de forma que podamos mover esta rueda verde más rápido.

Sabemos a través de la investigación que si inyectas metil b12, mejorarás la cantidad de glutatión en el cerebro.

Así que, estos dos ciclos, cuando están funcionando correctamente, pueden incrementar tu glutatión. Una vez que tu glutatión está alto, el desarrollo de tu hijo se acelera.

Una de las cosas que vemos en nuestra clínica es que los padres están aterrorizados de que sus niños no van a estar bien, ellos no pensaban que tendían niños “en el espectro”, o tenían niños típicos que luego retrocedieron, así que, ellos quieren una respuesta, quieren saber cómo ayudar a sus hijos a tener menos dolor, a tener mejores digestiones, dormir mejor y no hacerse daño, comunicarse más, y vienen a mí y me dicen, “qué podemos hacer” y yo siempre digo: “queremos grandes resultados, tenemos que hacer grandes cosas”. No vamos a obtener grandes resultados si no hacemos grandes tratamientos. Así que, la dieta es dura, puede ser realmente dura, pero una vez que estás haciendo la dieta y tu hijo se siente mejor, y se comunica mejor, y aprende más rápido, creo que no hay nada más fácil que cocinar y que tu hijo se sienta mejor.

Creo que cuando hablamos de dieta no es sólo que la dieta sea difícil, no es que la b12 sea difícil, no es que tomar suplementos sea difícil. Realmente creo que las familias están aterradas de que no funcione. Creo que a veces el miedo a la esperanza es peor que el miedo al fracaso. Así que, decimos a las familias: “escucha, puede no funcionar, pero si miras a los porcentajes, son 3 meses de tu vida para verlo. Quita los granos, toma las inyecciones de b12, toma los suplementos adecuados que están basados en las pruebas, y normalmente en 3 meses los niños están en su camino a estar mejor. La recuperación no se trata de no estar en el espectro. La recuperación se trata de que tu cerebro se sienta mejor, se encuentre mejor”.

Lo excitante sobre toda esta investigación médica respecto de la inflamación cerebral, disfunción digestiva, disfunción mitocondrial, es que si es médica es tratable, y si es tratable, es reversible. Así que, cuando antes empieces este proceso, más funciones va a tener tu hijo y mejor se va a sentir.

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Ácido Folínico en autismo

El ácido folínico mejora la comunicación verbal en niños con autismo y trastornos del lenguaje: un ensayo aleatorio doble ciego controlado con placebo

Tratamos de determinar si las dosis altas de ácido folínico mejoran la comunicación verbal en niños con trastorno del espectro autista no sindrómico (TEA) y deterioro del lenguaje en un entorno de control de placebo doble ciego.

Cuarenta y ocho niños (edad promedio 7 años 4 meses; 82% hombres) con TEA y deterioro del lenguaje fueron aleatorizados para recibir 12 semanas de ácido folínico en dosis altas (2 mg kg − 1 por día, máximo 50 mg por día; n = 23) o placebo (n = 25).

Los niños se subtitularon por el estado de autoanticuerpo receptor de glutatión y folato α (FRAA).

La mejora en la comunicación verbal, medida por un instrumento estandarizado de habilidad apropiada, fue significativamente mayor en los participantes que recibieron ácido folínico en comparación con los que recibieron placebo, lo que resultó en un efecto de 5.7 (1.0,10.4) puntos estandarizados con un nivel de efecto medio-grande (Cohen’s d = 0.70).

El estado FRAA fue predictivo de la respuesta al tratamiento. Para los participantes positivos a FRAA, la mejora en la comunicación verbal fue significativamente mayor en los que recibieron ácido folínico en comparación con los que recibieron placebo, lo que resultó en un efecto de 7.3 (1.4,13.2) puntos estandarizados con un tamaño de efecto grande (d de Cohen = 0,91), lo que indica que el tratamiento con ácido folínico puede ser más eficaz en niños con TEA que son positivos para FRAA.

Las mejoras en las subescalas de la Escala de comportamiento adaptativo de Vineland, la Lista de verificación de comportamiento aberrante, el Cuestionario de síntomas de autismo y el Sistema de evaluación de comportamiento para niños fueron significativamente mayores en el grupo de ácido folínico en comparación con el grupo de placebo.

No hubo diferencia significativa en los efectos adversos entre los grupos de tratamiento.

Por lo tanto, en este pequeño ensayo de niños con TEA no sindrómica y deterioro del lenguaje, el tratamiento con dosis altas de ácido folínico durante 12 semanas produjo una mejoría en la comunicación verbal en comparación con el placebo, en particular en aquellos participantes que dieron positivo para FRAA.

Este artículo ha sido traducido al castellano. Puedes acceder a la publicación original aquí. 

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Peligro Aluminio

Aluminio en el tejido cerebral en el autismo

 El trastorno del espectro autista es un trastorno del neurodesarrollo de etiología desconocida. Se sugiere involucrar tanto la susceptibilidad genética como los factores ambientales, incluyendo las últimas toxinas ambientales. La exposición humana a la toxina ambiental del aluminio se ha relacionado, aunque de forma tentativa, con el trastorno del espectro autista.

 Aquí hemos utilizado la espectrometría de absorción atómica de horno de grafito calentado transversalmente para medir, por primera vez, el contenido de aluminio del tejido cerebral de donantes con un diagnóstico de autismo. También hemos utilizado un fluor selectivo de aluminio para identificar el aluminio en el tejido cerebral utilizando microscopía de fluorescencia. El contenido de aluminio del tejido cerebral en el autismo fue consistentemente alto. El contenido de aluminio promedio (desviación estándar) en los 5 individuos para cada lóbulo fue 3.82 (5.42), 2.30 (2.00), 2.79 (4.05) y 3.82 (5.17) μg / g de peso seco para los lóbulos occipital, frontal, temporal y parietal, respectivamente. Estos son algunos de los valores más altos de aluminio en el tejido cerebral humano registrados hasta la fecha y uno debe preguntarse por qué, por ejemplo, el contenido de aluminio del lóbulo occipital de un niño de 15 años sería 8.74 (11.59) μg / g de peso seco.

 Se utilizó microscopía de fluorescencia selectiva de aluminio para identificar el aluminio en el tejido cerebral en 10 donantes. Mientras que el aluminio se imaginó asociado a neuronas, pareció estar presente intracelularmente en células similares a microglia y otras células inflamatorias no neuronales en las meninges, vasculatura, materia gris y blanca. La preeminencia del aluminio intracelular asociado con las células no neuronales fue una observación destacada en el tejido cerebral autista y puede ofrecer pistas tanto sobre el origen del aluminio cerebral como sobre un papel putativo en el trastorno del espectro autista.

Este artículo ha sido traducido al castellano. Puedes acceder a la publicación original y completa aquí.
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Eje Intestino Cerebro

Transplante de Microbiota Fecal y la Microbiota Cerebral en enfermedades neurológicas

 
La revisión de Choi y Cho, publicada en la edición de mayo de 2016 de Endoscopia Clínica, describe el rol terapéutico del trasplante de microbiota fecal (FMT) en trastornos no gastrointestinales (GI) que incluyen afecciones neurológicas y psiquiátricas como autismo, síndrome de fatiga crónica, trastornos del humor, esclerosis múltiple y enfermedad de Parkinson [1]. Los autores informan evidencia clínica que describe cómo la restauración de la microbiota intestinal y la corrección de la disbiosis intestinal a través del FMT se asocian con la mejoría de los síntomas en los trastornos neuropsiquiátricos. Esto se logra a través de la modulación del eje del intestino-cerebro, un concepto que se ha enfatizado recientemente, por ejemplo, en el caso del autismo [2]. Si bien se reconoce el papel de la microbiota intestinal en la influencia sobre el desarrollo y la función del cerebro [3], poco se sabe sobre el papel de la microbiota cerebral intrínseca y su relación con la microbiota intestinal y, por lo tanto, con el FMT. En 2013, Branton et al. [4], demostraron que, en los cerebros de primates humanos y no humanos, los microbios están presentes en ausencia de cualquier enfermedad infecciosa o inmunodeficiencia. Estos microbios están representados, en su mayor parte, por bacterias que se encuentran comúnmente en el suelo y el agua. Los autores postularon que estas bacterias ingresan al organismo a través del consumo oral o la inhalación, y son transportadas al cerebro por las células del sistema inmune. Los linfocitos y macrófagos activados que vigilan constantemente el cerebro actuarían como «caballos de Troya», transportando los microbios intracelularmente [4]. Esta última observación destaca aún más el papel del sistema inmune en la conexión de la microbiota intestinal con la microbiota cerebral [4]. Recientemente demostramos que las alteraciones del drenaje linfático cerebral pueden ser responsables de las lesiones en los cerebros de niños autistas [5,6], y se puede formular la hipótesis de que tales alteraciones de la circulación linfática cerebral afectan la composición de la microbiota cerebral. Por lo tanto, se debe evaluar el concepto de disbiosis cerebral, junto con el concepto de disbiosis intestinal, cuando se considera la FMT para los trastornos neuropsiquiátricos. La FMT también puede ayudar a corregir la disbiosis cerebral, siempre que las funciones de las células del sistema inmune y del drenaje linfático cerebral no se vean comprometidas.
Referencias:
1. Choi HH, Cho YS. Fecal Microbiota Transplantation: Current Applications, Effectiveness, and Future Perspectives. Clin Endosc. 2016;49:257–265. [PMC free article] [PubMed]
2. Li Q, Zhou JM. The microbiota-gut-brain axis and its potential therapeutic role in autism spectrum disorder. Neuroscience. 2016;324:131–139. [PubMed]
3. Bauer KC, Huus KE, Finlay BB. Microbes and the mind: emerging hallmarks of the gut microbiota-brain axis. Cell Microbiol. 2016;18:632–644. [PubMed]
4. Branton WG, Ellestad KK, Maingat F, et al. Brain microbial populations in HIV/AIDS: α-proteobacteria predominate independent of host immune status. PLoS One. 2013;8:e54673 [PMC free article] [PubMed]
5. Bradstreet JJ, Pacini S, Ruggiero M. A New Methodology of Viewing Extra-Axial Fluid and Cortical Abnormalities in Children with Autism via Transcranial Ultrasonography. Front Hum Neurosci. 2014;7:934. [PMC free article] [PubMed]
6. Bradstreet JJ, Ruggiero M, Pacini S. Commentary: Structural and functional features of central nervous system lymphatic vessels. Front Neurosci. 2015;9:485. [PMC free article] [PubMed]
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