Glutatión, estrés oxidativo y N-Acetil Cisteína en desórdenes psiquiátricos

Inflamación, estrés oxidativo y déficit de glutatión como la base de los desórdenes psiquiátricos. Y de todos los desórdenes, diría yo. Y los efectos de la N-Acetil Cisteína como precursora de glutatión.

Desde que comencé a poner piezas en el camino de recuperar mi salud, la N-Acetil Cisteína (NAC) fue una de las primeras cosas que me acompañó. Y, durante mucho tiempo, junto a otros antioxidantes como el ácido alfalipoico, y la vitamina C, fueron haciendo poco a poco mejor mis días. Sin embargo, no fue hasta que probé a suplementar directamente glutatión que mi salud dio un gran salto y noté una gran mejoría.

Quizá con una metilación colapsada y luchando con un alto grado de inflamación, no podía exigir mucha conversión de esos precursores a glutatión. Quizá a veces el cuerpo necesita el producto final para poder empezar. No lo sé. La cuestión, descubrir el glutatión, como te comento en este artículo, fue un antes y un después en mi camino hacia una mejor salud y hoy, es mi herramienta de rescate cuando algo desata el caos inflamatorio.

Te resalto algunas de las frases más importantes del video:

  • Glutatión es el principal antioxidante del cerebro.
  • Reducción dramática en glutatión en gente con esquizofrenia.
  • Niveles post mortem reducidos de glutatión, el principal antioxidante del cerebro, en el cortex prefrontal de pacientes con desórdenes psiquiátricos.
  • Incremento de ácido láctico, disfunción mitocondrial y estrés oxidativo en esquizofrenia. 
  • El estrés oxidativo altera la señalización epigenética.
  • Si tienes estrés oxidativo, altera la expresión de tus genes. Puede alterar la metilación del ADN, puede cambiar la forma en que los genes se transcriben, y la forma en que se expresan las proteínas. 
  • El estrés oxidativo que ocurre en la infancia puede alterar tu firma epigenética y alterar la forma en que las proteínas se expresan.  Esta es la forma en que el estrés en la infancia puede a largo plazo alterar tu vulnerabilidad a desarrollar enfermedades más adelante.
  • La N Acetil Cisteína incrementa el glutatión. 
  • NAC tiene fuertes efectos en la neurogénesis y apóptosis. En la mayoría de los desórdenes psiquiátricos encontramos neurogénesis disminuída e incremento de apóptosis.  
  • NAC revierte la disfunción mitocondrial.
  • Potentes efectos antiinflamatorios.
  • Efectos indirectos en neurotransmisores como glutamato o dopamina.
  • NAC revierte el déficit cognitivo inducido por disfunción mitocondrial.
  • Efectos antidepresivos.
  • Reducción de IL-6 y PCR en tratamiento con NAC. Estas citoquinas junto a TNFα son las más implicadas en desórdenes psiquiátricos.
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No por mucho metilar… Parte III

¿Adivinas cuanto ha pasado desde la entrada anterior? Si. De nuevo, 4 semanas. Es curioso. Cada vez que puedo sacar un rato para compartir contigo mis avances y se crea una nueva entrada, me parece que al día siguiente o en unos pocos días, continuaré y pondré el punto final a esta «saga» que empezó aquí.

Las últimas 4 semanas han sido bastante exigentes. He parado poco, y cuando lo he hecho, ha sido para dormir y descansar porque era lo único que mi cuerpo me permitía hacer.

Esta semana ha sido especialmente cansada, dura… Acostumbro a ser más o menos persona y funcionar aceptablemente dentro de mis márgenes y mis circunstancias y, cuando, como en estos últimos días, la fatiga extrema y la niebla mental arrasan con mi vida, no lo llevo muy bien. Luego te contaré qué ha pasado. Y te lo contaré para que si en un futuro te encuentras a la Delia de ese futuro, le des una colleja cariñosa y le recuerdes las cosas que ya sabe sobre estas situaciones.

Como en esta entrada pensaba hablarte de mis aciertos y mis errores, la experiencia de los últimos días no me lo ha podido poner más fácil porque, básicamente, el error ha sido uno que repito una y otra vez, y el acierto es uno del que ya te he hablado y no me cansaré de hablarte por lo que ha supuesto para mi y supone cada vez que me caigo.

Hace 4 semanas comencé un ciclo de pruebas en el Hospital Beata Maria Ana con la intención de que me ayuden a poner alguna pieza más y seguir mejorando mi salud. Cuentan con una unidad llamada Inmunomet que ya lleva algunos años funcionando, y que está apoyada al parecer por la medicina integrativa, por lo que a priori su visión de las enfermedades inflamatorias, trastornos digestivos, inmunitarios, debería ser más adecuada de lo que acostumbra a ser en otros centros. Hay poco más que pueda contar a día de hoy. Me han hecho pruebas de malabsorción de lactosa, fructosa y de SIBO, que es ese ente que viene y va para mi, y me acompaña durante largos períodos de mi vida, con mayor o menor virulencia. Ahora toca consulta para la evaluación de resultados y ver los próximos pasos.

Los lácteos están fuera de mi vida desde hace años, y debido al SIBO mantengo el consumo de fructosa en valores bajos. Las 3 pruebas arrojaron resultados que entiendo positivos, y generaron síntomas incómodos que me han tenido al menos 3 días de cada semana recuperando poco a poco la normalidad hasta la siguiente prueba (cada uno de las pruebas se separa 7 días de la siguiente). Así que ese caos ha contribuido a sumar un poco de «carga» a las últimas 4 semanas.

El resto de carga, lo aportan el estrés habitual del trabajo y del día a día, y mi afición a las patatas  🙄 . Si. Me cuesta reconocerlo, pero sí. Siempre me han encantado las patatas fritas. Y mantenerme alejada de ellas está siendo una de las partes más duras en mi camino hacia una mejor salud intestinal y una mejor calidad de vida. El maíz tiene unos efectos muy muy similares y en más de una ocasión ha sido el desencadenante del mismo cuadro de síntomas de los últimos días.

¿Qué ha pasado?

Ha pasado lo mismo que ya ha pasado otras tantas veces más en los últimos años. Que una espera que llegue un momento en el que la reintroducción de determinados alimentos que quedaron fuera en fases mas agudas no genere síntomas y te permita incluirlos de vez en cuando en la dieta. Ya no porque la patata sea un superalimento, que no creo que lo sea. Ni porque piense que sus propiedades merecen el intento, sino por el simple y a la vez complicado hecho de que, me gustan. No se cuantas veces en mis tiempos universitarios no me habré parado en la cola del Mac Auto que había próximo a la universidad con una gran sonrisa en mi cara a pedir uno de esos cartoncitos rojos de patatas fritas. Que, por cierto, seguro que de patatas tienen poco aparte del nombre. Supongo que eso ya habla del estado de mi flora intestinal de entonces. 

Total… En un intento más de reintroducirla, la semana pasada me permití comer 3 o 4 patatas fritas que acompañaban al filete que me pusieron en el restaurante donde frecuentemente cómo en la oficina. Y como parecía que la cosa fue bien, al día siguiente lo volví a hacer. Y como no sentí ningún síntoma aparente instantáneo, volví a repetir días después con un poquito de patata asada en una comida familiar. Y, por qué no, el lunes de esta semana ya las oficialicé como acompañamiento (habitualmente cuando cómo en restaurante pido que sustituyan las patatas por ensalada), y me permití comerme de nuevo las que me habían puesto en el plato. 

Hubo un tiempo en que comer la mínima cantidad de patata me generaba síntomas en cuestión de una hora y yo pasaba a convertirme en un ser adormecido y «borracho» incapaz de mantenerse despierto. Ahora eso ya no pasa, así que me resulta más difícil asumir que días después se va a desatar el caos que pone las cosas tan difíciles. La cuestión es que este mismo lunes, poco después de comer empecé a tener dificultades para interactuar y para pensar, la niebla mental se hizo fuerte en mi cabeza, y la fatiga, las dificultades para seguir una conversación y el cansancio extremo pasaron a ser la tónica de mis días. Eso, junto al colapso de mi costado derecho, causante, al fin y al cabo, de todo lo demás. He llegado a casa exhausta cada día y, lo peor de todo, aun habiendo dormido 8 y 9 horas esos días me he levantado igual de exhausta de lo que me acosté. Cuando la inflamación se desata, mis horas de sueño son poco productivas. Y yo lo noto. Mi ritmo cardíaco es elevado y, con un poco de suerte, consigo 20 minutos de sueño profundo. Mi Oura Ring suele avisarme de que mi ritmo cardíaco fue elevado durante la noche y puedo no estar descansada, o de que mi temperatura corporal es elevada. En ese estado, mis ojos arden junto al resto de mi cuerpo, como lo hacían en otros tiempos de mi vida, en que ese estado era mi día a día habitual.

Consejo a la Delia del futuro

Arrastré ese estado hasta el miércoles por la tarde, cuando la fatiga extrema y la niebla mental me debieron dejar al menos medio minuto de lucidez para darme cuenta de que llevaba 3 días extenuada y apoyando mi mano izquierda sobre mi hígado (suelo hacerlo cuando se colapsa), y me permitieron recordar lo que el glutatión liposomal ha hecho por mi en otras ocasiones, y lo que hizo por mi cuando dicho estado era la tónica de mis días. Así que, en ese momento de lucidez cuando ya me encontraba en casa, recurrí a mi botellita de glutatión liposomal que siempre está en la nevera, tomé unos 500 mg, y en cuestión de minutos, parecía otra persona. Fueron minutos lo que necesité para que todo mi costado inflamado perdiera temperatura y yo dejara de sentir esa «presión». Para que la niebla mental me devolviera una buena parte de mi ser y yo recuperara algo de presencia. La noche del miércoles al jueves fue la primera noche reparadora en días, y el jueves amanecí descansada, con más energía y más lucidez de la que había tenido en bastantes días. 

Desde que las cosas suelen estar aceptablemente bien, el glutatión pasó a ser una solución de rescate y ya no algo que suplemento con una frecuencia determinada, así que inmersa ya en tal estado de caos, me costó días acceder a ese momento de lucidez que me permitió «recordar».

Tengo dos consejos para la Delia del futuro. El primero, «es la dosis lo que hace el veneno». Lo habré repetido infinitas veces en los últimos tiempos, siempre cuando me refiero a mis comidas inseguras, pero lo cierto es que cuando me siento bien y parece que algo no me afecta, parezco olvidarlo. El segundo, glutatión. Glutatión. Glutatión. 

¿Por qué estos consejos? Lo que quiera que sea que habita en mi intestino en las proximidades de mi hígado, genera mucho caos cuando como almidones. Y ese caos afecta en gran medida a mi hígado, inflamándolo y haciendo difícil manejar tanta inflamación y toxemia. Y supongo que en este estado, la capacidad de mis células hepáticas para lidiar con tanto estrés en unas condiciones de escasez de antioxidantes, es muy muy limitada. Y supongo que para un hígado colapsado no debe ser fácil generar cantidades adecuadas de glutatión para manejar tal grado de estrés oxidativo. 

Esto ya venía pasando antes de que las cosas mejoraran, entorno a la segunda mitad de mi ciclo, donde la mala gestión de estrógenos provoca un caos similar. Y supongo que en este momento, a esa condición se ha sumado mi «tonteo» con los almidones. 

Hace tiempo que vengo relacionando los estrógenos, los oxalatos, y cándida albicans. Y los almidones. Y la patata como almidón. Y la patata como alimento alto en oxalatos. Y el rol de candida albicans en la gestión de los oxalatos. Y las consecuencias de la ausencia de bacterias degradadoras de oxalatos. Y en general las consecuencias de una flora poco diversa con pocas bacterias «degradadoras de cosas». Y seguiré poniendo piezas. Espero.

Acabo de darme cuenta de que no tengo dos consejos para la Delia del futuro, sino tres. Paciencia, es el tercero. Paciencia con una misma, que muchas veces falta.

Los oxalatos entran en juego

Según te hablaba de oxalatos, mi cabeza ha seguido rumiando el tema y he acabo aquí. Hace tiempo que formo parte del grupo de Facebook de la Dra. Susan Owens, y de vez en cuando he pasado por ahí a leer y tratar de entender, pero nunca terminé de prestarle mucha atención pues achacaba mis síntomas a otras «etiquetas». Cosas que me han llamado la atención: 1. Mis últimos días han estado especialmente cargados de almendras, chocolate, nueces y patatas, todos ellos alimentos altos en oxalatos. 2. Siempre he tenido problemas para manejar las grasas, y mi vesícula no es la mejor de su clase (habitual en caso de problemas de metilación, a lo que seguro que aporta mi mutación en el gen PEMT). 3. Hace ya algo más de 3 años descubrí lo que cantidades adecuadas de taurina significan para mi. Empecé a consumirla como parte de un suplemento de glutamina para recuperar el intestino, y como efecto colateral comprobé que mi vesícula funcionaba mejor, mis problemas con el flujo de bilis mejoraron y, junto a ello, mi mente estaba mucho más despejada. Ya sea por el supuesto efecto neuroprotector de la taurina en el cerebro y el balance de neurotransmisores, o por su aporte a la mejoría del ph de mi intestino y la correspondiente reducción de sobrecrecimientos no deseados y, por tanto, de inflamación, fue y es todo un aporte.

En algunas pocas búsquedas más, me encuentro con que los principales síntomas de oxalatos elevados incluyen dolor, fatiga, quemazón, piel seca, niebla mental, dolores musculares, micción frecuente, piedras en el riñón, deficiencias de minerales y vitaminas, y disfunción tiroidea. Y como broche, reducción de los niveles de glutatión, aumento del estrés oxidativo, inducen la liberación de histamina e interfieren con el metabolismo del azufre. ¡Premio!   Una vez más, glutatión al rescate.

Y una pieza más. Desde más o menos comienzos de año, he estado sufriendo las consecuencias de niveles de histamina más elevados de lo habitual, con asma, inflamación generalizada y piel caliente/irritada. En enero acabé visitando unas urgencias donde me dieron una tanda de corticoides, y me instaron a usar los inhaladores, con poco éxito. ¿Adivinas qué? La dosis hace el veneno. Precisamente a primeros de año aumenté mi consumo de harina de almendras en forma de repostería para poder tener un «desayuno saludable y nutritivo», pero algo me dice que siendo la almendra un alimento alto en oxalatos y en histamina, y relativamente alto en FODMAPs si te excedes con su consumo, las almendras han sido una causa de mi empeoramiento en los últimos meses, pues fue dejar la repostería y mis síntomas mejoraron notablemente.

Aquí te dejo algunos enlaces interesantes sobre las «propiedades» de los oxalatos:

Los oxalatos inducen disfunción mitocondrial y alteran la homeóstasis redox en una línea celular derivada de monolitos humanos.

Mecanismo molecular de la producción de radicales libres inducida por oxalatos y desequilibrio redox de glutatión en células epiteliales del riñón: efecto de los antioxidantes.

Efectos del agotamiento de glutatión reducido y su suplementación por el monoester de glutatión sobre la retención de oxalato renal en hiperoxaluria.

 

Si tengo que hablar de aciertos, tras todas las piezas puestas desde que comencé a escribir esta entrada, algo me dice que prestar más atención a los oxalatos, se va a convertir en todo un acierto. Que lleva asociados una serie de «errores» previos en forma de consumo elevado de oxalatos (patata, chocolate, almendras…).

Cuando se reduce el consumo de oxalatos, el cuerpo responde expulsándolos de las células, lo que en inglés se conoce como «oxalate dumping» (dump = vaciar, arrojar, desechar). Allí donde los cristales de oxalato estén almacenados, comenzarán a salir provocando toda una serie de síntomas incómodos en mayor o menos medida. Lugares comunes de almacenamiento de oxalatos son la piel, las articulaciones, e incluso el sistema nervioso central y el cerebro, dando lugar a síntomas neurológicos. Y en todos los casos, habrá signos de inflamación, falta de energía y un sueño poco reparador. 

Los períodos de «dumping» o eliminación en ausencia de mayor consumo o generación endógena de oxalatos, suelen durar entre 3 o 6 días, y mejorar a medida que el consumo se reduce y los oxalatos almacenados son menos, pero se recomienda no hacer una reducción drástica de oxalatos, sino hacerlo de forma paulatina para poder manejar los síntomas con mayor facilidad.

He encontrado una aplicación para el movil que se llama «Oxalator» e indica la cantidad de oxalatos por porción de los alimentos, así que seguro que puede dar algunas pautas interesantes.

Entre las medidas para mejorar los síntomas del exceso de oxalatos, está asegurar un adecuado consumo de minerales para reponer los usados por los oxalatos, compuestos azufrados, que compiten por las mismas vías metabólicas que los oxalatos para entrar a la célula, y asegurar un buen funcionamiento de la vesícula que permite absorber correctamente las grasas. Si traduzco estos requirimientos a mi «botiquín», podría traducirlo en lo siguiente: agua de mar, que no falta un sólo día en mi rutina y de la que espero poder hablarte más detenidamente, glutatión, del que ya te he hablado en esta entrada y en otras tantas del blog y, para alimentar a mi vesícula, colina (lecitina de girasol, suplementos liposomales), apoyo a la metilación y glutatión, una vez más.

 

 

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Autismo

El deterioro de la metilación en niños autistas

 Cuando me levanté de la cama esta mañana, tenía planificado trabajar en la continuación del artículo «No por mucho metilar…» que dejé a medias hace unos días, porque se ganó una segunda parte.

Pero tras desayunar y sentarme a hacer la habitual revisión de mi correo y las publicaciones de mis fuentes de estudio, me encontré con este video, y supe que quería compartirlo. Admiro la capacidad de explicar las cosas complejas de una forma tan sencilla. 

Una vez más, me valido. Una vez más, miro mis huellas y al camino recorrido con la aceptación de quien sabe que los pasos dados son los adecuados. 

«Lo excitante sobre toda esta investigación médica respecto de la inflamación cerebral, disfunción digestiva, disfunción mitocondrial, es que si es médica, es tratable, y si es tratable, es reversible».

«La recuperación no se trata de no estar en el espectro. Se trata de que tu cerebro se sienta mejor, se encuentre mejor». 

No puedo por más que reconocerme en esa rigidez. En lo necesario de mis rutinas. Y de mis horarios. Y aún a día de hoy escucho con dolor un «mírame a los ojos cuando te hablo». No siempre puedo. Y no siempre soy capaz de comunicar y expresar lo que quisiera transmitir en el terreno de las relaciones humanas. De hecho, soy un auténtico desastre ahí. 

Pero si algo sé hoy que durante muchos tiempo no supe es quien soy. Y dedicarme el tiempo suficiente para conocerme me enseñó a saber cómo funciono. Y me dio una paz y aceptación que antes no tenía. Me enseñó a poner límites cuando se trata de darme, y a no castigarme cuando no encajo en el perfil de quien reclama que lo haga. Me enseñó que cuando no me respeto, no puedo pretender que nadie lo haga. Que mi espacio y mi tiempo son necesarios, y que si le doy a mi cuerpo lo que necesita y quito lo que no ayuda, mi cerebro no se inflama, y yo, me siento mejor.

He traducido el vídeo y a continuación encontrarás la transcripción. Se trata de mi traducción de andar por casa, así que, si encuentras alguna errata, dímelo, ¿vale?    🙂 

Lo que voy a hacer es explicar algunos conceptos de bioquímica bastante complejos. Como no soy bioquímica voy a usar algunas imágenes para mostrar la importancia de que ciertos ciclos en el cuerpo de tu hijo funcionen bien y como todo está conectado.

Entonces, este es el ciclo de folato. Este ciclo produce todas las células en el cuerpo.

Entre 40 – 70% de los niños con el diagnóstico tienen problemas con este ciclo rosa, la forma en que funciona el ciclo del folato.

Justo a la derecha del ciclo del folato está el ciclo de metilación, y la mejor forma de entender la metilación es saber que cuando un bebé es concebido, no está metilado. Y ellos, crecen sobre el proceso de la metilación. Así que, este ciclo, muestra un 90% de disfunción en niños con el diagnóstico.

Juntos estos 2 ciclos funcionan para crear una batería en el cerebro. Esta batería se llama glutatión.

En niños con autismo, esta batería está 80% agotada y es lo que está limitando el desarrollo.

Esencialmente, el cerebro de tu hijo sólo puede desarrollarse en la medida en que el glutatión puede alcanzarlo.

Glutatión es agotado por cosas como plomo, mercurio, aluminio, cadmio, cosas como Bisfenol A.

Esta batería juega un rol crucial en gestionar la química cerebral.

Los neurotransmisores gobiernan todo desde el lenguaje, desarrollo social, procesamiento sensorial, función cognitiva. Así que, si estos ciclos no están funcionando bien, vamos a tener trastornos en el equilibrio del cerebro.

Lo que ocurre cuando no tienes suficiente glutatión, es que terminas teniendo mucho glutamato. El glutamato es el neurotransmisor más abundante en el cerebro, pero debe ser gestionado adecuadamente. Cuando el cerebro tiene mucho glutamato, empieza a estar muy excitado. El glutatión debería ayudar a manejar esa excitabilidad, pero, si no puede, esa excitabilidad puede llegar a un límite tóxico. Puede llegar tan alto que genere daño en el cerebro.

Esto es lo que vemos para niños con autismo. Cuando el glutamato está tan alto, y, todos nosotros hacemos esto, todos tenemos picos de glutamato y los manejamos con comportamientos repetitivos, olvidas tu pasaporte, tu cartera, estás estresado por algo y tu ritmo va y viene.

Esta es una forma de comportamiento repetitivo que está dirigido a controlar el glutamato en el cerebro.

El problema con el autismo es que el glutamato es tan alto todo el tiempo que niños y adultos quedan atrapados en este mundo repetitivo en el que están. Son muy fijos, muy rutinarios, rígidos y obsesivos.

Así que, la mayoría de lo que hacemos en un tratamiento biomédico es mejorar estos ciclos. Es importante desde un punto de vista de calidad de vida, porque tener tanto glutamato es incómodo.

Además, abre puertas a habilidades sociales, del lenguaje y cognitivas que pueden estar bloqueadas porque el glutamato es demasiado alto.

El ciclo de metilación gobierna unas 200 funciones diferentes en el cuerpo.

Toma el ácido fólico sintético o el folato, y lo convierte a metilfolato. Esencialmente, metilfolato es como oro para el cerebro.

Este donante de metilo, viaja hasta aquí, y se dona a 200 reacciones enzimáticas y bioquímicas diferentes. La mayoría de ellas, son esenciales para el desarrollo.

Una de las más importantes de las que quiero hablar es la forma en que forman las membranas celulares. Éstas son realmente cruciales para el autismo. Sabemos que cuando las membranas celulares están dañadas, vemos más síntomas autistas. Cuando podemos frenar el daño a las membranas, esos síntomas disminuyen.

Tus membranas celulares gobiernan mucho de tu procesamiento sensorial, tu articulación, claridad, skills cognitivos, y tu lenguaje. Este es un centro de comunicación.

Tu membrana celular permite entrar cosas, y elimina toxinas.

Sabemos que nuestros niños tienen problemas con sus membranas celulares. Sabemos que muchos tienen problemas con sus mitocondrias. Y esta es la fábrica de producción de energía en el cuerpo.

La mitocondria crea la “moneda” que impulsa las habilidades motoras, así que cosas como skills motores, y también contacto visual y comunicación porque estas son las mejores habilidades motoras que tenemos, están gobernadas por la función mitocondrial.

Así que, si no tienes un ciclo del folato que esté funcionando correctamente, y no puedes metilar adecuadamente, no tienes glutatión suficiente, vas a generar daño en la membrana celular, y vas a dañar la mitocondria. Así que, la mayoría de la investigación en los aspectos médicos del autismo han identificado algunos problemas con la función mitocondrial, así que, si podemos proteger la mitocondria y empezar a sanar el sistema, vamos a ver mejoras en habilidades generales.

 

La forma en que pienso en esta “moneda” cuando hablamos de las habilidades de lenguaje de tu hijo, es como: “tienes que pagar tus facturas. Tienes que tener dinero suficiente para pagar tus facturas. Tienes que tener energía suficiente para mover los músculos y para alimentar las sinapsis”. Así que, sabemos que nuestros niños que tienen un diagnóstico, a menudo tienen muy pocas sinapsis, y no tienen combustible suficiente. Es un problema de combustible.

Si podemos mejorar el combustible en general, veremos ganancias generales en nuestros niños.

Ahora, diría definitivamente que en mis 14 años de práctica la intervención dietética es la más difícil para las familias. Parece sorprendente e incluso confuso para la gente que cambiar la dieta de tu hijo pueda mejorar su desarrollo. Así que, quizá esto tenga sentido:

Si entre el 40 – 70% de los niños que tienen un diagnóstico, no giran su ciclo rosa muy efectivamente, esencialmente no pueden tomar ácido fólico sintético de cosas como granos, y convertirlo a metilfolato, que hemos mostrado que es esencialmente como oro, cuando hablamos de desarrollo. El ácido fólico sintético en la dieta norteamericana, es alrededor de 5 mg al día, 5000 ug. Eso está bien si puedes convertirlo. Pero si no puedes, este ciclo se atasca y para de moverse.

Otras formas en las que el ciclo del folato puede ralentizarse es la toxicidad. A menudo vemos familias que dicen: si mi hijo ha sido expuesto a plomo o mercurio, ¿tengo que ponerlo en la dieta? Si. Porque esto va de la mano. Cosas como plomo y mercurio, de hecho, frenan el ciclo aquí, así que es más importante incluso para niños que han sido expuestos a metales tóxicos quitar los granos de la dieta.

Cuanto más rápido gira el ciclo rosa, más rápido gira el ciclo verde, más glutatión, mejor gestión de glutamato en el cerebro.

La dieta libre de granos elimina no sólo gluten sino también maíz y arroz. Cualquier cosa que tenga ácido fólico sintético que haya sido fortificado.

Poniendo a los niños en esta dieta, a veces es llamada Paleo, GAPS, SCD, todas ellas funcionan para mejorar el ciclo del folato.

Cuando tu ácido fólico no se está convirtiendo, básicamente, atasca el cerebro.

Así que, imaginemos que estos son los receptores de folato. Los receptores de folato, se unen preferiblemente al ácido fólico, lo que significa que esto está totalmente atascado con folato malo hasta que lo reemplazamos por metilfolato.

Esto sólo ocurrirá si tu hijo está libre de granos al 100%.

La razón por la que hablamos tanto de la dieta es que estimamos, basados en las miles de familias con las que hemos trabajado, que éste es el 50% del potencial de éxito de tu hijo.

Vemos el desarrollo de los niños mejorar dramáticamente, ellos se sienten mejor, hablan más, aprenden más rápido. Este ciclo moviéndose, es una gran parte del éxito biomédico.

La otra parte que las familias encuentran muy difícil es usar inyecciones de b12.

A menudo trabajamos con niños muy pequeños, a veces bebés. Las inyecciones de b12, en realidad, ganan sobre cualquier b12.

El estatus de b12 no importa cuando se trata de mejorar el ciclo de metilación. Utilizamos metil b12. Utilizamos el grupo metilo unido a la b12 como un sistema de entrega, de forma que podamos mover esta rueda verde más rápido.

Sabemos a través de la investigación que si inyectas metil b12, mejorarás la cantidad de glutatión en el cerebro.

Así que, estos dos ciclos, cuando están funcionando correctamente, pueden incrementar tu glutatión. Una vez que tu glutatión está alto, el desarrollo de tu hijo se acelera.

Una de las cosas que vemos en nuestra clínica es que los padres están aterrorizados de que sus niños no van a estar bien, ellos no pensaban que tendían niños “en el espectro”, o tenían niños típicos que luego retrocedieron, así que, ellos quieren una respuesta, quieren saber cómo ayudar a sus hijos a tener menos dolor, a tener mejores digestiones, dormir mejor y no hacerse daño, comunicarse más, y vienen a mí y me dicen, “qué podemos hacer” y yo siempre digo: “queremos grandes resultados, tenemos que hacer grandes cosas”. No vamos a obtener grandes resultados si no hacemos grandes tratamientos. Así que, la dieta es dura, puede ser realmente dura, pero una vez que estás haciendo la dieta y tu hijo se siente mejor, y se comunica mejor, y aprende más rápido, creo que no hay nada más fácil que cocinar y que tu hijo se sienta mejor.

Creo que cuando hablamos de dieta no es sólo que la dieta sea difícil, no es que la b12 sea difícil, no es que tomar suplementos sea difícil. Realmente creo que las familias están aterradas de que no funcione. Creo que a veces el miedo a la esperanza es peor que el miedo al fracaso. Así que, decimos a las familias: “escucha, puede no funcionar, pero si miras a los porcentajes, son 3 meses de tu vida para verlo. Quita los granos, toma las inyecciones de b12, toma los suplementos adecuados que están basados en las pruebas, y normalmente en 3 meses los niños están en su camino a estar mejor. La recuperación no se trata de no estar en el espectro. La recuperación se trata de que tu cerebro se sienta mejor, se encuentre mejor”.

Lo excitante sobre toda esta investigación médica respecto de la inflamación cerebral, disfunción digestiva, disfunción mitocondrial, es que si es médica es tratable, y si es tratable, es reversible. Así que, cuando antes empieces este proceso, más funciones va a tener tu hijo y mejor se va a sentir.

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No por mucho metilar…

Si te cuento el tiempo que esta entrada tiene título, no lo creerás. Puede haber pasado cerca de un año desde que alguien muy especial le puso título sin saberlo. “No por mucho metilar…” me dijo. Y, lo supiera o no, esas 4 palabras estaban llenas de sentido y supe que se convertirían, en algún momento, en el título de esta entrada.

Ha pasado algo más de año y medio desde que en la sección Sobre mí de este blog te contaba parte de mi historia personal y parte de un camino de vida lleno de etiquetas, diagnósticos incompletos, dolor, fármacos, fatiga y toda una serie de dificultades en el ámbito de la salud que me han acompañado prácticamente desde mis primeros días.

Hace tiempo que quiero contarte cómo van las cosas. Hace tiempo que quiero contarte los nuevos aprendizajes por si algo resuena contigo y puede aportar.

Estamos en febrero de 2019. Quisiera decirte que toda esa lucha ya quedó atrás. Que todo el esfuerzo, la disciplina, la experimentación y el trabajo de algo más de 3 años y medio desde que en verano de 2015 mi salud terminó de saltar por los aires, me ha regalado una salud de hierro y me ha convertido en una supermujer con energía infinita. Que todo el discomfort digestivo, la falta de energía, los cambios de humor, la niebla mental, quedaron atrás.

Por mis palabras ya asumirás que no es así. No cuento con energía infinita. Mi sistema digestivo aún se resiente cuando me salgo de mis pautas seguras, y en mi cuerpo aún se dispara la Inflamación sistémica de vez en cuando regalándome toda la fiesta de síntomas asociados y limitando mi capacidad para interactuar con el mundo que me rodea.

Te puedo asegurar que no me pierdo ni uno. Nadie que no haya experimentado tales efectos en su propio cuerpo podrá nunca imaginar lo que es lidiar con esos estados y con el caos que desatan a nivel del sistema nervioso.

LPS e inflamación sistémica

Hace sólo unas semanas, en enero, terminé por fin mi formación en Psiconeuroinmunología clínica. En la última asignatura debíamos hacer un pequeño trabajo de presentación sobre uno de los textos propuestos. En mi caso, sólo con ver el título, supe que había elegido: “Endotoxin-induced experimental systemic inflammation in humans: A model to disentangle immune-to-brain communication”, o traducido al castellano, “Inflamación sistémica experimental en humanos inducida por endotoxemia. Un modelo para desenredar la comunicación inmune-cerebero”.

En dicho estudio se utilizan inyecciones de Lipopolisacáridos en dosis subsépticas para simular el efecto de una infección bacteriana y evaluar la respuesta del sistema inmune. Se miden los efectos de la inflamación sistémica, las citoquinas generadas, y se estudia la “conducta de enfermo” generada tras la administración, que no sólo afecta a las funciones metabólicas e inmunes, sino que provoca toda una suerte de cambios de humor y comportamiento. Hoy en día ya no es noticia que los cambios neurocognitivos producidos por la inflamación sistémica contribuyen a la patofisiología de desórdenes neuropsiquiátricos, aunque soy consciente de que, aunque no lo sea, aún hay muchos entornos donde las “noticias” aún viajan al encuentro de sus receptores, o sus receptores andan metidos en cajas compartimentadas que sólo les permiten ver el “trocito” del ser humano para el que su formación les preparó.

La conclusión del estudio es la siguiente: “Los cambios más reproducibles inducidos por la endotoxemia a lo largo de los estudios realizados son empeoramiento del humor de tipo depresivo y fatiga, ambos reduciendo el consumo de energía y la capacidad/voluntad de acción”.

Te dejo algunos fragmentos de dicho estudio en su idioma original, que dan unas pinceladas de lo que se mueve bajo la piel cuando una convive con esos estados.

  • LPS-induced activation of TLR-4 triggers a MyD88-dependent signaling cascade which, via translocation of the transcription factor NFkB, results in increased expression and release of pro-inflammatory cytokines like IL-1B, IL-6, and TNF-a, initiating the acute response. (Akira and Takeda, 2004).
  •  Typically this response includes the recruitment of immune cells like neutrophils and macrophages, a rise in body temperature,activation of the HPA axis with the release of cortisol, an increase in heart rate and –in response to overstimulation as observed during sepsis–critical decrease in blood pressure and hemostasis resulting in hemorrhagic shock (Cohen, 2002).
  • In structures located outside the BBB such as the circumventricular organs and the choroid plexus, cytokines can enter the brain via volume diffusion. (Roth et al., 2004).
  • Another humoral pathway is the reception and transmission of inflammatory signals by brain endothelial cells and perivascular macrophagesinteracting with each other to release prostaglandin E2 (PGE2). PGE2 activates neurons in different brain stem nuclei projecting to other brain regions and leading to altered temperature regulation and HPA axis activation. (Hopkins 2007; Serrats et al., 2010)
  • Under clinical conditions like sepsis or brain inflammation, the BBB may lose structural integrity and becomes permeable for cytokines and peripheral immune cells. (Banks 2006; Engelhardt,2006).
  • The humoral and neural pathways are complemented by neuroendocrine alterationsoccurring during an immune response. An inflammatory response virtually always leads to changes in hormonal secretion, particularly to the release of cortisol via activation of the HPA axis and of catecholamines through activation of the sympathetic nervous system. Beneath their actions on vital, metabolic, and immunologic functions, these hormones also affect higher brain function (Elenkov, 2008; Het et al., 2005; Young, 2004).
  • LPS at a dose of 0.8 ng/kg affects memory performance in humans, decrease positive mood and increase anxiety, independently from physical symptoms of sickness. This changes correlated to circulating levels of TNF-a. (Reichenberg et al., 2001).

A pesar de que el estudio en cuestión no me descubrió nada a nivel de síntomas que no supiera ya por propia experimentación, sí que me ayudó a entender mejor los mecanismos por los cuales se genera el caos y a validar lo vivido, y a no bajar la cabeza cuando en consulta un señor con bata me dice que “eso no tiene nada que ver”.

Más de una «mala noche» me despertó la taquicardia y una tensión de 7 – 4 que me tenía más «dormida» que «despierta» y,  a pesar de todo, no me dejaba dormir.

¿Por qué te hablo de este estudio? Porque entonces, si has oído hablar del SIBO, o si tienes la mala suerte de que forme parte de tus días, podrás entender lo que está pasando a nivel neurológico gracias a la conexión intestino-cerebro.

Porque si conoces la experiencia, quizá puedas explicar con más facilidad lo que se siente a ese familiar que no puede entenderte y que trata de ayudar sin éxito. Porque si estás en el mundo de la salud quizá este conocimiento agregue un poquito de empatía y tus pacientes se sientan más comprendidos.

¿Y entonces? Empiezan a encajar diagnósticos. Y etiquetas. Y síntomas. Porque cuando hablamos del viaje de la inflamación sistémica, se regalan las etiquetas. Fibromialgia, fatiga crónica, hipotiroidismo, artritis…

Si algo tiene un cuerpo en un estado constante de inflamación, es un elevado nivel de estrés oxidativo que desde luego debe generar la llamada conducta de enfermo que, en muchos casos, se convierte en el estado permanente de un cuerpo incapaz de manejarlo. La hipoxia es el entorno sobre el que las células intentan sostener la vida, y tal estado sólo puede dar lugar a síntomas y etiquetas sin fin.

Hace unos días llegó a mi bandeja este estudio. Uno más. Fatiga, confusión, migrañas, extremidades que no responden… Parece que “me estuvieran pintando”. Una vida de migrañas. Una vida de hipoxia y un cerebro bañado en lactato parecen ser mi historia personal. Una vida de inflamación, al fin y al cabo. Una vida de disbiosis y un intestino inflamado que gritaba sin que yo supiera oírlo.

He comenzado esta entrada con la intención de contarte avances. Y de contarte qué hago para que haya avances. Así que, por si aporta, mi mayor aporte y creo que la primera piedra que se debe poner en esto de tratar de tener una mejor calidad de vida es reducir la inflamación. Reducir la inflamación y darle antioxidantes al cuerpo ha sido y es para mí, la clave para empezar a levantarme. He hecho muchas cosas. Muchas que te iré contando. Pero una dieta antiinflamatoria y los antioxidantes que me acompañan cada día, son claves.

De ahí el título de esta entrada. “No por mucho metilar…”.

Conocer la metilación y aportar los nutrientes adecuados para solventar las carencias y ayudar a un mapa genético algo difícil, fue un gran paso para sentirme mejor, pero eso sólo pudo suceder sobre la base de una dieta antiinflamatoria y de un aporte muy importante de antioxidantes para ayudar a mi cuerpo a lidiar con ingentes cantidades de estrés oxidativo.

Por cierto, creo aún que no te he contado como estoy  🙂 .

Como te puse por ahí arriba, no estoy para que me hagan una réplica en el museo de cera, pero si miro atrás y veo donde me han llevado mis pasos, puedo ver grandes avances con respecto a mi “caída”, y mi vida en general.

Llevo una alimentación paleo que es un poco mezcla de AIP, low FODMAPs y últimamente ando leyendo sobre los oxalatos, porque sospecho que también forman parte de mi caos.

Siempre y cuando me mantenga más o menos en mis comidas seguras, respete mis horarios de sueño, y me mantenga alejada del estrés (quizá la parte más difícil de todo esto), me encuentro aceptablemente bien.

No podemos olvidar la endometriosis, que me regala unos 15 días al mes algo más incómodos que los otros 15 por un mal control de estrógenos, pero, aun así, la sintomatología no tiene nada, pero nada que ver, con lo que fue en su día y lo que ha sido durante muchos muchos años, antes incluso del diagnóstico.

A finales del año pasado, en mi revisión ginecológica, el quiste de mi ovario derecho se dejó ver con aproximadamente 1,5 cm, de los casi 6 cm con los que me lo descubrieron hace casi 3 años. Y la sintomatología general, ha mejorado mucho. Eso sí, mis mayores aportaciones para ello tienen dos nombres: vitamina C, y glutatión. La vitamina C me acompaña hace mucho tiempo, y siempre me ha ayudado a mejorar la gestión de los estrógenos y a aumentar la progesterona. El glutatión llegó más tarde, pero es clave a partir de la segunda mitad de mi ciclo, sobre todo. Antes de poder conocer sus efectos, mi costado derecho se colapsaba en cada mitad de ciclo hasta casi el comienzo del ciclo siguiente. Gracias al aporte de glutatión los síntomas en mi hígado y vesícula han desaparecido prácticamente, y sólo si otra serie de factores disparan el caos inflamatorio, puedo sentir que algo ahí “se ha atascado”.

En este estudio que quise acercar a través de mi blog, vinculan los estrógenos con la virulencia de Candida Albicans. ¿Relación? Puede ser. Aún faltan muchas respuestas.

Tanto la vitamina C como el glutatión los tomo en versión liposomal, y principalmente con la vitamina C parezco tener un algún problema si lo tomo en su versión no liposomal. Me suele generar más sintomatología y, como te comentaba algo más arriba, ando estudiando los oxalatos y creo que puede tener algo que ver con ellos.

El descubrimiento de los productos liposomales habiendo ya conocido los efectos sobre mi cuerpo de la vitamina c y del glutatión, me llevó a querer hacerlos más accesibles, y estudié opciones para poder traerlos a España y acercarlos a quien pudieran ser de ayuda como lo son para mí. Ese fue el comienzo del proyecto NSG Nutrigenomics hace cerca de año y medio, y que hace tan sólo unos días vio la luz. Si quieres leer acerca de la encapsulación liposomal, publiqué una entrada hace unos meses donde te hablo de ellos.

Hoy la vitamina C liposomal forma parte de mi rutina de suplementación diaria, y el glutatión se ha convertido en mi solución de “rescate”. Si se dispara el caos inflamatorio, ya sea por una mala jugada de los FODMAPs, algún alérgeno, algún tóxico ambiental o alguna de esas comidas que generan síntomas y donde aún no he conseguido identificar al culpable, tomo algunas dosis de glutatión liposomal a lo largo del día, separadas unas horas, y voy viendo como el fuego de la inflamación disminuye y mis síntomas mejoran. Desde hacer desaparecer una migraña (no siempre, debo decirlo), eliminar la niebla mental, desinflamar mi costado…

Por cierto, si quieres saber más sobre el glutatión y mi historia con él, puedes leer esta entrada que publiqué hace algo más de un año. Como también te contaba en esa entrada, el efecto de un cuerpo desinflamado y con una cantidad apropiada de antioxidantes se refleja en la piel, y cuando me miro al espejo hoy aun me sorprende la piel de mi cara. No he tenido la piel así nunca, y la gente a mi alrededor, aquellos que han visto el cambio, me lo comentan con frecuencia.

Esta entrada ya es mucho más larga de lo que pensaba sería la entrada final, y aún no te he hablado de mis aportes a nivel del ciclo de metilación. Y de mis caídas. Y de mis errores, que también los ha habido. Y de todo se aprende.

Así que aunque no lo había planeado, este artículo se ha ganado una Parte II, porque me gustaría poder seguir contándote y hablarte de lo que hago a nivel de la metilación, para aportar.

Estaré de vuelta pronto, si la vida deja 🙂 .

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Glutatión

¡Hola, Glutatión!

Trabajo y estudios no dan mucha tregua, pero hace semanas que quiero escribir una entrada como ésta. Y es que, a medida que mi investigación sobre el proceso de metilación y los polimorfismos MTHFR avanza, a medida que voy poniendo algunas piezas más en mi puzle, la importancia de los antioxidantes se hace más y más presente, y el glutatión llama cada vez con más fuerza a mis puertas y ventanas.

Niveles reducidos de glutatión están vinculados a múltiples condiciones de pérdida de la salud como son cáncer, fibrosis quística, Parkinson, Alzheimer, hipertensión, fatiga crónica, fibromialgia, autismo, déficit de atención, asma, diabetes o esclerosis múltiple.

Empiezo a entender que no es casualidad que esta lista de condiciones sea tremendamente similar a la lista de enfermedades asociadas a deficiencias en el ciclo de metilación por mutaciones, siendo los polimorfismos en el gen MTHFR los más estudiados.

No hace mucho publiqué una serie de entradas acerca de la metilación que pueden complementar esta entrada. Si no has tenido oportunidad de leerlas y quieres entender de que hablo cuando me refiero a la metilación o a los polimorfismos, puedes leer la primera de la serie aquí.

 

¿Qué es el glutatión?

Los antioxidantes son agentes reductores que limitan la actividad de los radicales libres y el daño producido por las especies reactivas de oxígeno en nuestro cuerpo.
Fórmula del Glutatión
Fórmula del Glutatión
 

Glutatión es el mayor antioxidante intracelular en el cuerpo, conocido como “el antioxidante maestro”.  Está formado por 3 aminoácidos: glutamato, glicina y cisteína unidos por enlaces peptídicos.

 

GSH_Redox

 

Se conoce como una molécula redox.  Una reacción redox o de Reducción-Oxidación es una reacción química en la que uno o más electrones se transfieren entre los reactivos, provocando un cambio en su estado de oxidación.  Cuando una molécula es oxidada, pierde electrones y su estado de oxidación aumenta. Cuando una molécula es reducida, gana electrones, y su estado de oxidación disminuye.

La clave es el ratio entre glutatión reducido o GSH y glutatión oxidado o GSSG. Si hay una gran cantidad de glutatión oxidado y baja cantidad de la forma reducida, esto indicará una elevada toxicidad celular y alta actividad de radicales libres.

Glutatión es clave en la regulación de la proliferación celular, apoptosis, función inmune, detoxificación de tóxicos y xenobióticos.  

¿Por qué esta entrada dedicada al glutatión?

Si conoces mi historia (puedes leerla aquí), sabrás que he pasado una vida lidiando con la inflamación, con un sistema inmune deficiente, con migrañas incapacitantes, alergias alimentarias, problemas digestivos, hormonales, dolor musculo esquelético, fatiga, problemas de atención, y todo un cuadro de síntomas asociados con la inflamación crónica y el exceso de estrés oxidativo en el cuerpo.

Desde hace más de dos años, cuando en el año 2015 todo este cóctel saltó por los aires y me hizo abrir los ojos a la fuerza, he dedicado el tiempo que esta lucha me ha permitido a juntar piezas para dar respuesta a muchos «por qués» y he puesto en marcha cambios desde múltiples aspectos de mi vida.

Una dieta alta en antioxidantes, así como suplementación con antioxidantes y precursores del glutatión han sido una de las piezas de mi protocolo. Junto a ello y como contraparte, la dieta antiinflamatoria ha sido por supuesto otra pieza fundamental, pues no sólo se trata de lo que introduces en el cuerpo, sino también, de lo que dejas de introducir.

¿Y si los precursores no están funcionando?

Glutamina, NAC, ácido alfalipoico, vitamina C… Mis investigaciones me llevaron a la búsqueda de los precursores del glutatión como la mejor opción para aumentar las reservas de glutatión del cuerpo y luchar contra la inflamación y el estrés oxidativo. Éstos me acompañan desde hace ya mucho tiempo. Sin embargo, no fue hasta que la genética llamó a mi puerta y me presentó el ciclo de metilación para que pudiera trabajar sobre él, que empecé a maximizar mis esfuerzos para regular todo el caos.

Hace cosa de un año más o menos que gestiono mi salud y las complicaciones de la endometriosis así, pero cada mes he estado viviendo cíclicamente los “daños colaterales” de la endometriosis en mi hígado y vesícula, imagino que derivados del exceso de estrógenos y de la proximidad del quiste de mi ovario derecho que inflama todo mi costado derecho haciéndome perder funcionalidad durante varios días.

El encuentro con el glutatión oral

Entonces un día cualquiera mientras buscas tus suplementos habituales se cruza en tu camino un suplemento de glutatión. Te has encontrado con las mismas aseveraciones una y otra vez: “El glutatión oral no es efectivo. Hay que fomentar/suplementar los precursores”. Pero lo que tiene ese afán por la investigación y por las verdades singulares, o que una es un poco cabezota y necesita probar las cosas, acabé comprando un suplemento de glutatión reducido en cápsulas de 500 mg.

Hace cosa de dos meses que incorporé por primera vez el glutatión reducido a mi régimen de suplementación y puedo decir que desde el primer día noté mejoría en muchos aspectos. Desde el primer día mi inflamación se redujo, mi energía aumentó, mi tolerancia a los alimentos también, mis síntomas de déficit de atención mejoraron y, lo más destacable, he tenido los dos mejores períodos que recuerdo en muchos meses en lo que respecta a mi hígado y vesícula. Por primera vez en muchos meses no “los he perdido”, no he vuelto a dejar de digerir grasas y a perder pelo como ha ido ocurriendo cíclicamente desde hace meses. Por primera vez en muchos meses esa sintomatología recurrente que sospecho asociada a SIBO por pérdida de funcionalidad de la vesícula, me ha dado una tregua. Mola.

LaVerdad

¿El glutatión oral no es efectivo? ¿No se absorbe? Quizá no todo lo que nos gustaría. ¿No funciona? Discrepo. En mi lista de TO-DOs está probarlo en su versión liposomal, que es algo cara, pero si con “baja absorción” ha hecho esto, la versión liposomal debe merecer su precio.

Como «efecto colateral” también del glutatión, mi piel tiene mucho mejor aspecto, se ve menos inflamada y está más suave. Si lees por ahí, encontrarás los usos del glutatión para eliminar manchas y blanquear la piel. Como efecto colateral, también me lo quedo 😛 .

Desde que empecé a disfrutar de los efectos de cantidades adecuadas de glutatión en mi cuerpo, una pieza más de mi puzzle ha ido tomando forma, y es la asociación entre una metilación deficiente o bloqueada y los niveles bajos de glutatión.

El glutatión es sintetizado en prácticamente cada célula de nuestro cuerpo a partir de los aminoácidos precursores. Sin embargo, la mayor concentración de glutatión se encuentra en el hígado pues los hepatocitos tienen habilidades únicas de síntesis de glutatión. La habilidad de convertir metionina en cisteína a través de la via de transsulfuración y de regular la biosíntesis de glutatión en función de la exportación a plasma, bilis y mitocondria. La salud del hígado y la producción de glutatión son claves para la vida.

  Y ahora que ya sabes por qué quería hablarte del glutatión, volvamos a él.

¿Por qué necesitamos glutatión?

 
  • El glutatión es usado por el hígado para detoxificar toxinas, químicos, medicamentos, y toda la carga tóxica que implica nuestro entorno hoy en día. Además, una función adicional del transporte de glutatión a la bilis es servir como una fuerza impulsora osmótica en la formación de bilis. El glutatión es la molécula orgánica más abundante en la bilis en una concentración de 8-10 nM (artículo).

¡Ajá! Quizá por eso mi vesícula ha funcionado en los últimos 2 meses mejor de lo que lo ha hecho en mucho tiempo.

  • El glutatión está envuelto en muchos procesos celulares, incluyendo la diferenciación celular, proliferación y apóptosis y como resultado, alteraciones en la producción de glutatión están implicadas en la etiología y progresión de un gran número de enfermedades desde el propio envejecimiento como enfermedades cardiovasculares, inflamatorias, metabólicas y neurodegenerativas.
  • Las mitocondrias en tus células producen radicales libres en el proceso de obtención de energía celular. Si hay una deficiencia de glutatión, las mitocondrias serán las primeras en acusarlo. Un exceso de radicales libres lleva a enfermedades degenerativas y envejecimiento.
  • El glutatión es esencial en muchos procesos que incluyen la homeostasis redox celular, protección del ADN, transporte de oxígeno, protección de la vitamina B12 dentro de la célula y eliminación de metales pesados.
  • El glutatión es esencial para la función immune, especialmente la inmunidad mediada por células. Las infecciones, el ejercicio y las toxinas agotan el glutatión y pueden generar disfunción mitocondrial.

Si hay algo que desde hace ya bastante tiempo tengo claro es la asociación entre las infecciones crónicas y la disfunción mitocondrial expresada en esas «etiquetas» que la medicina conoce como fibromialgia o síndrome de fatiga crónica (en inglés, Myalgic Encephalomyelitis / Cronic Fatigue Syndrome o abreviado ME/CFS) entre otras muchas enfermedades que tienen un componente de disfunción mitocondrial. Si antes hablé sobre dos de las «patas» de mi protocolo como son el aumento de antioxidantes y la dieta antiinflamatoria, una tercera pata y yo diría que la que primero implementé fue ayudar al sistema inmune a luchar con el exceso de agentes externos que lo mantenían asfixiado.

Hace dos días, mientras trabajaba en esta entrada encontré la hipótesis GD-MCB (Glutation Depletion – Methylation Cycle Block) de Rich Van Konynenburg (artículo). Dicha hipótesis señala una vinculación entre un bloqueo en el ciclo de metilación y el agotamiento de las reservas de glutatión en el cuerpo, y la pieza de mi puzzle que andaba por ahí a medio encajar, se giró encontrando su posición en el tablero.

La hipótesis Glutation Depletion – Methylation Cycle Block

La hipótesis propone que para desarrollar CFS o Síndrome de Fatiga Crónica, una persona debe haber heredado determinadas variaciones genéticas (SNPs) en una combinación de ciertos genes que codifican para enzimas y proteínas del ciclo de metilación y vías relacionadas.

Además, la persona debe haber sido sujeta a alguna variedad de estrés físico, químico, biológico o psicológico/emocional de larga duración que disminuye el glutatión hasta el punto en que se produce un bloqueo en la enzima metionina sintasa en el ciclo de metilación en respuesta al estrés oxidativo derivado del agotamiento del glutatión.

La formación de este bloqueo es ayudada por la presencia de los polimorfismos genéticos heredados. Esta disminución de los niveles de glutatión simultáneamente elimina la protección que el glutatión proporciona a la vitamina B12 y además favorece la acumulación en el cuerpo de toxinas que pueden interferir con la utilización de la vitamina B12, siendo el mercurio la más habitual.

La hipótesis propone además que como resultado de lo anterior, el nivel de metilcobalamina es demasiado bajo para soportar la reacción de metionina sintasa, y esta queda bloqueada crónicamente. Esto produce un círculo vicioso que causa que CFS se convierta en una condición crónica. La mayoría de las anormalidades bioquímicas y síntomas resultan entonces del agotamiento de glutatión, deficiencia funcional de vitamina B12, deficiencia de metilación, y bajo folato intracelular debido al mecanismo conocido como «methyl trap o folate trap». Esta «trampa de metilo ó trampa de folato» se produce ante la imposibilidad de reciclar el metilfolato a tetrahidrofolato por la ausencia de metil B12. Si no hay B12, el metilfolato no puede convertirse en tetrahidrofolato porque no se puede deshacer de sus grupos metilo. El metilfolato está «atrapado» y comienza a salir de las células al plasma, lo que suele mostrar niveles elevados de folato en las analíticas, cuando en realidad los niveles de folato a nivel intracelular son deficientes, y se está enmascarando una deficiencia de B12.  A su vez, no hay conversión de metionina a homocisteína, haciendo que esta se acumule causando toda clase problemas.

Lo aprendido

Llegados a este punto, puedo sacar como conclusión que aún me queda mucho por afinar en lo que respecta a la metilación y a la mejor forma de aportar desde la nutrición.  No existen las reglas ni las soluciones universales, y el mapa genético de cada uno determinará las mejores opciones. Y prueba-error, y ajuste, parece ser el camino. He puesto una nueva pieza. Y es que, parece ser que aportar precursores de glutatión a un ciclo de metilación que no funciona eficazmente, no da el resultado esperado. Al parecer el propio glutatión puede ser una pieza clave, siempre y cuando un@ no se olvide de cerrar los círculos y caiga en una «trampa».

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