No por mucho metilar… Parte II

Hace justo un mes que me despedía de ti en la primera parte de este «No por mucho metilar…» que inicié con la intención de contarte cómo van las cosas, y hablarte de mis últimos avances, descubrimientos, errores, aciertos, caídas y dudas en mi camino hacia una mejor salud y calidad de vida.

Cuando lo hice, no pensé que pasaría un mes hasta sentarme a continuar esta entrada. La vida marca los ritmos. Los momentos no siempre se eligen, y hay mucho más «ahí fuera» que nos hace humanos.

La cuestión, después de haber dedicado la mañana a cuidar de mi pequeño huerto, limpiar y ordenar la terraza, regar y abonar mis lechugas y fresas, plantar algunos bulbos y quitar malas hierbas, la tarde de domingo se convierte en buen momento para compartir. 

En la primera parte de esta entrada te hablaba de inflamación. De estrés oxidativo. De hipoxia. Distintas etiquetas. Un mismo cuadro. De dieta antiinflamatoria como la base que sustenta todo aporte posterior. De antioxidantes. 

Pero esta entrada recibió su nombre por algo. Y es porque acercarme a la genética, conocer mi mapa genético, mi «hardware» y entender cómo las variaciones y polimorfismos a este nivel han afectado y modelado mi vida y mi salud junto al ambiente externo y las experiencias vitales, ha sido una pieza clave más en el complejo puzzle de mi salud.

Hace un par de días compré los Pathway Planners del Dr. Ben Lynch en su web. Hace ya tiempo que les había echado el ojo, y creo que me ayudarán a entender mejor este complejo mundo de la genética y las vías metabólicas. El sólo hecho de situar «sobre el mapa» mis polimorfismos genéticos a nivel del ciclo del folato, ya fue la fuente de uno de esos maravillosos momentos «Ahá» que ponen una pieza más en el puzzle. 

El ciclo del folato

En la imagen que ves justo arriba, te muestro una captura del ciclo del folato, sobre el que he coloreado en rojo y amarillo mis genes afectados por polimorfismos que afectan, de una manera u otra, a su funcionamiento. En rojo, mutaciones homocigotas. En amarillo, heterocigotas. Sin entrar en profundidad a entender cada una de ellas, ya parece que quizá esta combinación no lo ponga fácil para obtener metilfolato (5-MTHF en la imagen), forma activa de folato que deberá donar su grupo metilo para la correcta conversión de homocisteína en metionina en el ciclo de la metionina, con la presencia adecuada de B12. 

Hasta hace tan sólo un par de días, era consciente de mi polimorfismo en el gen MTHFR y de cómo eso afectaba a la generación de metilfolato, pero no había echado un vistazo al resto de genes/enzimas del ciclo del folato. Ahora veo que, desde el comienzo del ciclo hasta la enzima MTHFR, no puedo decir que se caracterice por su eficiencia  😀 .

Aunque nunca se pueden sacar conclusiones directas basadas exclusivamente en determinados polimorfismos genéticos, saco un par de ideas bastante claras de aquí:

  1. Mi mutación en el receptor de ácido fólico (FOLR2), que dificulta la conversión del ácido fólico a dihidrofolato (DHF), da más peso aún a mi incapacidad de procesar el ácido fólico, que ya tenía asociada a la mutación MTHFR, y a mi determinación de no tomar ningún suplemento que contenga ácido fólico, ni alimentos enriquecidos.
  2. Viendo que la enzima DHFR que le sigue, encargada de convertir DHF en tetrahidrofolato o THF, tampoco parece ir muy fina, ni la enzima MTHFD1 con diversas mutaciones homo y heterocigotas, podría explicar por qué cuando empecé a suplementar Ácido Folínico (o folinato de calcio), mi salud dio otro gran giro, dejé de perder pelo después de varios años, recuperé energía, y mi estado anímico mejoró. Por cierto, hay estudios por ahí que vinculan la deficiencia en la enzima DHFR con anemia megaloblástica (cosas que pasan cuando 1 + 1 son 2). El ácido folínico puedes verlo en la imagen como 10-Formyl THF, como resultado de la primera conversión realizada por la enzima MTHFD1. Si puedo aportar en la mitad del ciclo vía suplementación, una cantidad adecuada del producto final a este nivel, estoy de alguna manera haciendo un «cortocircuito o bypass» de toda la parte previa, lo que me garantiza que al menos alguna parte podrá ser convertida con mayor o menor éxito en las últimas etapas del ciclo. Grande, ¿no? 

Todo esto que no parece fácil, en realidad es aún más complicado, y puede complicarse mucho más.

Desde que en los últimos años se desató el auge de la genética y crecieron las compañías de análisis genéticos, los polimorfismos MTHFR inundaron las redes y las consultas, volvimos a buscar esa solución «One size fits all» o esa «norma» que debe dar con la tecla del mapa genético de cada uno. 

Durante un tiempo parecimos tener una sentencia del tipo (Si MTHFR entonces Metilfolato + MetilB12). Quienes me conocen saben que tengo un fondo muy tecnológico y un tanto «friky» a veces, muchos años de programación a las espaldas, por lo que me resulta difícil no hacer alusión a mi parte técnica y no tirar de ella a la hora de expresarme.

En un lenguaje algo más claro, empezó a verse la suplementación con Metilfolato y MetilB12, productos finales de ambas sustancias, como la solución a las deficiencias, carencias, polimorfismos de todo aquel que tuviera una sentencia de funcionamiento inadecuado de la enzima MTHFR.

Nada más lejos de la realidad. Yo ya pasé por ello. Y he visto como un acierto se convertía en error en cuestión de días.

Cuando se llena el cubo

Hace unos 3 años probé por primera vez un suplemento vitamínico con metilfolato y metilcobalamina, y durante más o menos una semana, me sentí espléndida y llena de energía como nunca antes.  Después, llegó el caos: Irritabilidad, hiperactividad, dificultad para respirar, ansiedad. No entendía qué me estaba pasando, y me costó asociarlo al suplemento. Los síntomas desaparecieron poco tiempo después de dejar de tomarlo. Tiempo después asumí que debido a mis polimorfismos en las enzimas COMT y MAO, no estaba siendo capaz de manejar el exceso de grupos metilos, mis neurotransmisores, y que quizá estaba sintiendo el conocido efecto metil-trap o trampa de metilo, por no haber suplementado primero b12 hasta tener unos niveles adecuados antes de incorporar el metilfolato. ¿Acerté entonces? No lo sé. Tengo mis dudas.

Como un año después volví a intentar tomar ese multivitamínico tan fantástico que había comprado de Estados Unidos y me bastó una sola cápsula para que el caos se hiciera patente. Sólo una.

Creo que la primera vez que tomé el multivitamínico estaba tan enferma y con una deficiencia tan severa debido a que no digería prácticamente nada de lo que comía, que mi cuerpo necesitó todos esos días para rellenar mis niveles de folato.

La segunda vez, mi salud estaba mejor, y necesité menos tiempo y dosis para llenar mi «cubo» de folato y sentir esos efectos incómodos. Hoy estoy convencida de que los suplementos y las dosis no son algo rígido y generalmente no puedes encontrar una rutina exacta de lo que debes o no debes suplementar. Considero que la clave aquí es, debes escuchar a tu cuerpo, debes sentirlo, y empezarás a identificar cuando necesitas suplementar y qué. Ahora funciono de esta manera. Empecé a suplementar ácido folínico hace unos 8 meses como te comenté arriba, y cambió mi vida. Pero también he aprendido que no es una cuestión de tomar mis 400 ug cada día. Normalmente puedo identificar mis síntomas de deficiencia de folato y b12, y suelo alternar o «pulsar» mis suplementos. Tomo ácido folínico quizá una o dos veces a la semana, o cuando me siento cansada, o cuando he perdido mi consumo habitual de «hojas verdes», por ejemplo, si estoy fuera de casa o cambio mi rutina. Cuando tengo deficiencia, habitualmente mi frecuencia cardíaca se eleva y siento palpitaciones. Una sola dosis de ácido folínico mejora los síntomas y mi frecuencia cardíaca disminuye. 

Uso un Oura Ring, de forma que puedo ver como cambian mis patrones de frecuencia cardíaca y sueño en función de mi estado de metilación, inflamación, fase de mi ciclo, y ayuda mucho.

Esta semana he visto un video del Dr. Ben Lynch que explica los síntomas del exceso de folato y que se repiten con mucha frecuencia en las personas que empiezan a suplementar con metilfolato y puso otra gran pieza más.

El ciclo de la histamina 

La imagen de arriba es una captura del Pathway Planner, en este caso de la vía de la histamina. 

¿Te suena ese 10-formylTHF que es el producto final de la rama de la derecha? Si. El amigo ácido folínico ha vuelto. 

La histidina procedente del consumo de proteína puede convertirse a ácido folínico  😯 . Proteína convirtiéndose en folato. Otra grande, ¿no? Y tal como lo explica en su video, si vemos el producto final como un cubo a ser llenado, ¿qué pasa si yo suplemento o genero a través de la dieta cantidades adecuadas de ácido folínico o metilfolato? Que el cubo se llena. ¿Y qué pasa si el cubo se llena? Que toda esa histidina que no puede convertirse a ácido folínico, pasa a convertirse en histamina. Y que puede ser que hubiera sido mejor opción no haber «llenado el cubo». O no. Como siempre, depende. Pero si no cuentas con un buen manejo de la histamina, y con los cofactores adecuados para manejarla, si tienes uno o varios polimorfismos en esta vía, puedes conocer el caos. Y si, como yo, cuentas con polimorfismos genéticos en el gen MAO, en mi caso, MAO-A y MAO-B, la cosa sólo pueda ponerse más «divertida».

Como ves, las catecolaminas, inflamación, lipopolisacáridos, infecciones, comidas altas en histamina, y en general cualquier tipo de estrés, aumentan la conversión de histidina en histamina por la enzima HDC. Y a su vez, también aumentan su liberación. Así que si ya cuentas con un terreno que tiene el cubo de histamina en sus niveles altos, será más fácil que se desborde.

Como alguien que ha luchado una vida con niveles altos de histamina que me impedían muchas veces darle un simple bocado a una fresa o comer un pedazo de carne roja, creo que, definitivamente, no tengo un muy buen manejo aquí. Y eso que las cosas han dado un giro drástico en los últimos años, desde que cogí las riendas de mi salud. Hoy es raro que una comida alta en histamina me produzca una reacción, y durante muchos años, muchas estuvieron literalmente fuera de mi dieta. 

Sin embargo, aún tengo mucha sintomatología de histamina elevada. Me han hecho recientemente un test de DAO donde aparentemente la enzima funciona adecuadamente (tengo un polimorfismo heterozigoto) pero, sin embargo, la histamina en orina está bastante elevada. Teniendo en cuenta el terreno, la endometriosis, el SIBO recurrente…supongo que es lo que cabría esperar.

Esta ha sido una semana de muchos avances. De muchas piezas. Y a pesar de que no entendía a nivel fisiológico el porqué no he sido capaz de encontrar una norma de suplementación en lo que respecta a apoyar a la metilación, ya son meses guiándome por esa intuición y esa escucha que te hace de alguna manera darle al cuerpo lo que necesita a cada momento. A veces necesitas suplementar. A veces no. Un día, necesitas más proteína. El siguiente, más folatos. Sin patrones. Sin rutinas rígidas. Pero con conocimiento. 

Te espero en la Parte III  😛 

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Autismo

El deterioro de la metilación en niños autistas

 Cuando me levanté de la cama esta mañana, tenía planificado trabajar en la continuación del artículo «No por mucho metilar…» que dejé a medias hace unos días, porque se ganó una segunda parte.

Pero tras desayunar y sentarme a hacer la habitual revisión de mi correo y las publicaciones de mis fuentes de estudio, me encontré con este video, y supe que quería compartirlo. Admiro la capacidad de explicar las cosas complejas de una forma tan sencilla. 

Una vez más, me valido. Una vez más, miro mis huellas y al camino recorrido con la aceptación de quien sabe que los pasos dados son los adecuados. 

«Lo excitante sobre toda esta investigación médica respecto de la inflamación cerebral, disfunción digestiva, disfunción mitocondrial, es que si es médica, es tratable, y si es tratable, es reversible».

«La recuperación no se trata de no estar en el espectro. Se trata de que tu cerebro se sienta mejor, se encuentre mejor». 

No puedo por más que reconocerme en esa rigidez. En lo necesario de mis rutinas. Y de mis horarios. Y aún a día de hoy escucho con dolor un «mírame a los ojos cuando te hablo». No siempre puedo. Y no siempre soy capaz de comunicar y expresar lo que quisiera transmitir en el terreno de las relaciones humanas. De hecho, soy un auténtico desastre ahí. 

Pero si algo sé hoy que durante muchos tiempo no supe es quien soy. Y dedicarme el tiempo suficiente para conocerme me enseñó a saber cómo funciono. Y me dio una paz y aceptación que antes no tenía. Me enseñó a poner límites cuando se trata de darme, y a no castigarme cuando no encajo en el perfil de quien reclama que lo haga. Me enseñó que cuando no me respeto, no puedo pretender que nadie lo haga. Que mi espacio y mi tiempo son necesarios, y que si le doy a mi cuerpo lo que necesita y quito lo que no ayuda, mi cerebro no se inflama, y yo, me siento mejor.

He traducido el vídeo y a continuación encontrarás la transcripción. Se trata de mi traducción de andar por casa, así que, si encuentras alguna errata, dímelo, ¿vale?    🙂 

Lo que voy a hacer es explicar algunos conceptos de bioquímica bastante complejos. Como no soy bioquímica voy a usar algunas imágenes para mostrar la importancia de que ciertos ciclos en el cuerpo de tu hijo funcionen bien y como todo está conectado.

Entonces, este es el ciclo de folato. Este ciclo produce todas las células en el cuerpo.

Entre 40 – 70% de los niños con el diagnóstico tienen problemas con este ciclo rosa, la forma en que funciona el ciclo del folato.

Justo a la derecha del ciclo del folato está el ciclo de metilación, y la mejor forma de entender la metilación es saber que cuando un bebé es concebido, no está metilado. Y ellos, crecen sobre el proceso de la metilación. Así que, este ciclo, muestra un 90% de disfunción en niños con el diagnóstico.

Juntos estos 2 ciclos funcionan para crear una batería en el cerebro. Esta batería se llama glutatión.

En niños con autismo, esta batería está 80% agotada y es lo que está limitando el desarrollo.

Esencialmente, el cerebro de tu hijo sólo puede desarrollarse en la medida en que el glutatión puede alcanzarlo.

Glutatión es agotado por cosas como plomo, mercurio, aluminio, cadmio, cosas como Bisfenol A.

Esta batería juega un rol crucial en gestionar la química cerebral.

Los neurotransmisores gobiernan todo desde el lenguaje, desarrollo social, procesamiento sensorial, función cognitiva. Así que, si estos ciclos no están funcionando bien, vamos a tener trastornos en el equilibrio del cerebro.

Lo que ocurre cuando no tienes suficiente glutatión, es que terminas teniendo mucho glutamato. El glutamato es el neurotransmisor más abundante en el cerebro, pero debe ser gestionado adecuadamente. Cuando el cerebro tiene mucho glutamato, empieza a estar muy excitado. El glutatión debería ayudar a manejar esa excitabilidad, pero, si no puede, esa excitabilidad puede llegar a un límite tóxico. Puede llegar tan alto que genere daño en el cerebro.

Esto es lo que vemos para niños con autismo. Cuando el glutamato está tan alto, y, todos nosotros hacemos esto, todos tenemos picos de glutamato y los manejamos con comportamientos repetitivos, olvidas tu pasaporte, tu cartera, estás estresado por algo y tu ritmo va y viene.

Esta es una forma de comportamiento repetitivo que está dirigido a controlar el glutamato en el cerebro.

El problema con el autismo es que el glutamato es tan alto todo el tiempo que niños y adultos quedan atrapados en este mundo repetitivo en el que están. Son muy fijos, muy rutinarios, rígidos y obsesivos.

Así que, la mayoría de lo que hacemos en un tratamiento biomédico es mejorar estos ciclos. Es importante desde un punto de vista de calidad de vida, porque tener tanto glutamato es incómodo.

Además, abre puertas a habilidades sociales, del lenguaje y cognitivas que pueden estar bloqueadas porque el glutamato es demasiado alto.

El ciclo de metilación gobierna unas 200 funciones diferentes en el cuerpo.

Toma el ácido fólico sintético o el folato, y lo convierte a metilfolato. Esencialmente, metilfolato es como oro para el cerebro.

Este donante de metilo, viaja hasta aquí, y se dona a 200 reacciones enzimáticas y bioquímicas diferentes. La mayoría de ellas, son esenciales para el desarrollo.

Una de las más importantes de las que quiero hablar es la forma en que forman las membranas celulares. Éstas son realmente cruciales para el autismo. Sabemos que cuando las membranas celulares están dañadas, vemos más síntomas autistas. Cuando podemos frenar el daño a las membranas, esos síntomas disminuyen.

Tus membranas celulares gobiernan mucho de tu procesamiento sensorial, tu articulación, claridad, skills cognitivos, y tu lenguaje. Este es un centro de comunicación.

Tu membrana celular permite entrar cosas, y elimina toxinas.

Sabemos que nuestros niños tienen problemas con sus membranas celulares. Sabemos que muchos tienen problemas con sus mitocondrias. Y esta es la fábrica de producción de energía en el cuerpo.

La mitocondria crea la “moneda” que impulsa las habilidades motoras, así que cosas como skills motores, y también contacto visual y comunicación porque estas son las mejores habilidades motoras que tenemos, están gobernadas por la función mitocondrial.

Así que, si no tienes un ciclo del folato que esté funcionando correctamente, y no puedes metilar adecuadamente, no tienes glutatión suficiente, vas a generar daño en la membrana celular, y vas a dañar la mitocondria. Así que, la mayoría de la investigación en los aspectos médicos del autismo han identificado algunos problemas con la función mitocondrial, así que, si podemos proteger la mitocondria y empezar a sanar el sistema, vamos a ver mejoras en habilidades generales.

 

La forma en que pienso en esta “moneda” cuando hablamos de las habilidades de lenguaje de tu hijo, es como: “tienes que pagar tus facturas. Tienes que tener dinero suficiente para pagar tus facturas. Tienes que tener energía suficiente para mover los músculos y para alimentar las sinapsis”. Así que, sabemos que nuestros niños que tienen un diagnóstico, a menudo tienen muy pocas sinapsis, y no tienen combustible suficiente. Es un problema de combustible.

Si podemos mejorar el combustible en general, veremos ganancias generales en nuestros niños.

Ahora, diría definitivamente que en mis 14 años de práctica la intervención dietética es la más difícil para las familias. Parece sorprendente e incluso confuso para la gente que cambiar la dieta de tu hijo pueda mejorar su desarrollo. Así que, quizá esto tenga sentido:

Si entre el 40 – 70% de los niños que tienen un diagnóstico, no giran su ciclo rosa muy efectivamente, esencialmente no pueden tomar ácido fólico sintético de cosas como granos, y convertirlo a metilfolato, que hemos mostrado que es esencialmente como oro, cuando hablamos de desarrollo. El ácido fólico sintético en la dieta norteamericana, es alrededor de 5 mg al día, 5000 ug. Eso está bien si puedes convertirlo. Pero si no puedes, este ciclo se atasca y para de moverse.

Otras formas en las que el ciclo del folato puede ralentizarse es la toxicidad. A menudo vemos familias que dicen: si mi hijo ha sido expuesto a plomo o mercurio, ¿tengo que ponerlo en la dieta? Si. Porque esto va de la mano. Cosas como plomo y mercurio, de hecho, frenan el ciclo aquí, así que es más importante incluso para niños que han sido expuestos a metales tóxicos quitar los granos de la dieta.

Cuanto más rápido gira el ciclo rosa, más rápido gira el ciclo verde, más glutatión, mejor gestión de glutamato en el cerebro.

La dieta libre de granos elimina no sólo gluten sino también maíz y arroz. Cualquier cosa que tenga ácido fólico sintético que haya sido fortificado.

Poniendo a los niños en esta dieta, a veces es llamada Paleo, GAPS, SCD, todas ellas funcionan para mejorar el ciclo del folato.

Cuando tu ácido fólico no se está convirtiendo, básicamente, atasca el cerebro.

Así que, imaginemos que estos son los receptores de folato. Los receptores de folato, se unen preferiblemente al ácido fólico, lo que significa que esto está totalmente atascado con folato malo hasta que lo reemplazamos por metilfolato.

Esto sólo ocurrirá si tu hijo está libre de granos al 100%.

La razón por la que hablamos tanto de la dieta es que estimamos, basados en las miles de familias con las que hemos trabajado, que éste es el 50% del potencial de éxito de tu hijo.

Vemos el desarrollo de los niños mejorar dramáticamente, ellos se sienten mejor, hablan más, aprenden más rápido. Este ciclo moviéndose, es una gran parte del éxito biomédico.

La otra parte que las familias encuentran muy difícil es usar inyecciones de b12.

A menudo trabajamos con niños muy pequeños, a veces bebés. Las inyecciones de b12, en realidad, ganan sobre cualquier b12.

El estatus de b12 no importa cuando se trata de mejorar el ciclo de metilación. Utilizamos metil b12. Utilizamos el grupo metilo unido a la b12 como un sistema de entrega, de forma que podamos mover esta rueda verde más rápido.

Sabemos a través de la investigación que si inyectas metil b12, mejorarás la cantidad de glutatión en el cerebro.

Así que, estos dos ciclos, cuando están funcionando correctamente, pueden incrementar tu glutatión. Una vez que tu glutatión está alto, el desarrollo de tu hijo se acelera.

Una de las cosas que vemos en nuestra clínica es que los padres están aterrorizados de que sus niños no van a estar bien, ellos no pensaban que tendían niños “en el espectro”, o tenían niños típicos que luego retrocedieron, así que, ellos quieren una respuesta, quieren saber cómo ayudar a sus hijos a tener menos dolor, a tener mejores digestiones, dormir mejor y no hacerse daño, comunicarse más, y vienen a mí y me dicen, “qué podemos hacer” y yo siempre digo: “queremos grandes resultados, tenemos que hacer grandes cosas”. No vamos a obtener grandes resultados si no hacemos grandes tratamientos. Así que, la dieta es dura, puede ser realmente dura, pero una vez que estás haciendo la dieta y tu hijo se siente mejor, y se comunica mejor, y aprende más rápido, creo que no hay nada más fácil que cocinar y que tu hijo se sienta mejor.

Creo que cuando hablamos de dieta no es sólo que la dieta sea difícil, no es que la b12 sea difícil, no es que tomar suplementos sea difícil. Realmente creo que las familias están aterradas de que no funcione. Creo que a veces el miedo a la esperanza es peor que el miedo al fracaso. Así que, decimos a las familias: “escucha, puede no funcionar, pero si miras a los porcentajes, son 3 meses de tu vida para verlo. Quita los granos, toma las inyecciones de b12, toma los suplementos adecuados que están basados en las pruebas, y normalmente en 3 meses los niños están en su camino a estar mejor. La recuperación no se trata de no estar en el espectro. La recuperación se trata de que tu cerebro se sienta mejor, se encuentre mejor”.

Lo excitante sobre toda esta investigación médica respecto de la inflamación cerebral, disfunción digestiva, disfunción mitocondrial, es que si es médica es tratable, y si es tratable, es reversible. Así que, cuando antes empieces este proceso, más funciones va a tener tu hijo y mejor se va a sentir.

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No por mucho metilar…

Si te cuento el tiempo que esta entrada tiene título, no lo creerás. Puede haber pasado cerca de un año desde que alguien muy especial le puso título sin saberlo. “No por mucho metilar…” me dijo. Y, lo supiera o no, esas 4 palabras estaban llenas de sentido y supe que se convertirían, en algún momento, en el título de esta entrada.

Ha pasado algo más de año y medio desde que en la sección Sobre mí de este blog te contaba parte de mi historia personal y parte de un camino de vida lleno de etiquetas, diagnósticos incompletos, dolor, fármacos, fatiga y toda una serie de dificultades en el ámbito de la salud que me han acompañado prácticamente desde mis primeros días.

Hace tiempo que quiero contarte cómo van las cosas. Hace tiempo que quiero contarte los nuevos aprendizajes por si algo resuena contigo y puede aportar.

Estamos en febrero de 2019. Quisiera decirte que toda esa lucha ya quedó atrás. Que todo el esfuerzo, la disciplina, la experimentación y el trabajo de algo más de 3 años y medio desde que en verano de 2015 mi salud terminó de saltar por los aires, me ha regalado una salud de hierro y me ha convertido en una supermujer con energía infinita. Que todo el discomfort digestivo, la falta de energía, los cambios de humor, la niebla mental, quedaron atrás.

Por mis palabras ya asumirás que no es así. No cuento con energía infinita. Mi sistema digestivo aún se resiente cuando me salgo de mis pautas seguras, y en mi cuerpo aún se dispara la Inflamación sistémica de vez en cuando regalándome toda la fiesta de síntomas asociados y limitando mi capacidad para interactuar con el mundo que me rodea.

Te puedo asegurar que no me pierdo ni uno. Nadie que no haya experimentado tales efectos en su propio cuerpo podrá nunca imaginar lo que es lidiar con esos estados y con el caos que desatan a nivel del sistema nervioso.

LPS e inflamación sistémica

Hace sólo unas semanas, en enero, terminé por fin mi formación en Psiconeuroinmunología clínica. En la última asignatura debíamos hacer un pequeño trabajo de presentación sobre uno de los textos propuestos. En mi caso, sólo con ver el título, supe que había elegido: “Endotoxin-induced experimental systemic inflammation in humans: A model to disentangle immune-to-brain communication”, o traducido al castellano, “Inflamación sistémica experimental en humanos inducida por endotoxemia. Un modelo para desenredar la comunicación inmune-cerebero”.

En dicho estudio se utilizan inyecciones de Lipopolisacáridos en dosis subsépticas para simular el efecto de una infección bacteriana y evaluar la respuesta del sistema inmune. Se miden los efectos de la inflamación sistémica, las citoquinas generadas, y se estudia la “conducta de enfermo” generada tras la administración, que no sólo afecta a las funciones metabólicas e inmunes, sino que provoca toda una suerte de cambios de humor y comportamiento. Hoy en día ya no es noticia que los cambios neurocognitivos producidos por la inflamación sistémica contribuyen a la patofisiología de desórdenes neuropsiquiátricos, aunque soy consciente de que, aunque no lo sea, aún hay muchos entornos donde las “noticias” aún viajan al encuentro de sus receptores, o sus receptores andan metidos en cajas compartimentadas que sólo les permiten ver el “trocito” del ser humano para el que su formación les preparó.

La conclusión del estudio es la siguiente: “Los cambios más reproducibles inducidos por la endotoxemia a lo largo de los estudios realizados son empeoramiento del humor de tipo depresivo y fatiga, ambos reduciendo el consumo de energía y la capacidad/voluntad de acción”.

Te dejo algunos fragmentos de dicho estudio en su idioma original, que dan unas pinceladas de lo que se mueve bajo la piel cuando una convive con esos estados.

  • LPS-induced activation of TLR-4 triggers a MyD88-dependent signaling cascade which, via translocation of the transcription factor NFkB, results in increased expression and release of pro-inflammatory cytokines like IL-1B, IL-6, and TNF-a, initiating the acute response. (Akira and Takeda, 2004).
  •  Typically this response includes the recruitment of immune cells like neutrophils and macrophages, a rise in body temperature,activation of the HPA axis with the release of cortisol, an increase in heart rate and –in response to overstimulation as observed during sepsis–critical decrease in blood pressure and hemostasis resulting in hemorrhagic shock (Cohen, 2002).
  • In structures located outside the BBB such as the circumventricular organs and the choroid plexus, cytokines can enter the brain via volume diffusion. (Roth et al., 2004).
  • Another humoral pathway is the reception and transmission of inflammatory signals by brain endothelial cells and perivascular macrophagesinteracting with each other to release prostaglandin E2 (PGE2). PGE2 activates neurons in different brain stem nuclei projecting to other brain regions and leading to altered temperature regulation and HPA axis activation. (Hopkins 2007; Serrats et al., 2010)
  • Under clinical conditions like sepsis or brain inflammation, the BBB may lose structural integrity and becomes permeable for cytokines and peripheral immune cells. (Banks 2006; Engelhardt,2006).
  • The humoral and neural pathways are complemented by neuroendocrine alterationsoccurring during an immune response. An inflammatory response virtually always leads to changes in hormonal secretion, particularly to the release of cortisol via activation of the HPA axis and of catecholamines through activation of the sympathetic nervous system. Beneath their actions on vital, metabolic, and immunologic functions, these hormones also affect higher brain function (Elenkov, 2008; Het et al., 2005; Young, 2004).
  • LPS at a dose of 0.8 ng/kg affects memory performance in humans, decrease positive mood and increase anxiety, independently from physical symptoms of sickness. This changes correlated to circulating levels of TNF-a. (Reichenberg et al., 2001).

A pesar de que el estudio en cuestión no me descubrió nada a nivel de síntomas que no supiera ya por propia experimentación, sí que me ayudó a entender mejor los mecanismos por los cuales se genera el caos y a validar lo vivido, y a no bajar la cabeza cuando en consulta un señor con bata me dice que “eso no tiene nada que ver”.

Más de una «mala noche» me despertó la taquicardia y una tensión de 7 – 4 que me tenía más «dormida» que «despierta» y,  a pesar de todo, no me dejaba dormir.

¿Por qué te hablo de este estudio? Porque entonces, si has oído hablar del SIBO, o si tienes la mala suerte de que forme parte de tus días, podrás entender lo que está pasando a nivel neurológico gracias a la conexión intestino-cerebro.

Porque si conoces la experiencia, quizá puedas explicar con más facilidad lo que se siente a ese familiar que no puede entenderte y que trata de ayudar sin éxito. Porque si estás en el mundo de la salud quizá este conocimiento agregue un poquito de empatía y tus pacientes se sientan más comprendidos.

¿Y entonces? Empiezan a encajar diagnósticos. Y etiquetas. Y síntomas. Porque cuando hablamos del viaje de la inflamación sistémica, se regalan las etiquetas. Fibromialgia, fatiga crónica, hipotiroidismo, artritis…

Si algo tiene un cuerpo en un estado constante de inflamación, es un elevado nivel de estrés oxidativo que desde luego debe generar la llamada conducta de enfermo que, en muchos casos, se convierte en el estado permanente de un cuerpo incapaz de manejarlo. La hipoxia es el entorno sobre el que las células intentan sostener la vida, y tal estado sólo puede dar lugar a síntomas y etiquetas sin fin.

Hace unos días llegó a mi bandeja este estudio. Uno más. Fatiga, confusión, migrañas, extremidades que no responden… Parece que “me estuvieran pintando”. Una vida de migrañas. Una vida de hipoxia y un cerebro bañado en lactato parecen ser mi historia personal. Una vida de inflamación, al fin y al cabo. Una vida de disbiosis y un intestino inflamado que gritaba sin que yo supiera oírlo.

He comenzado esta entrada con la intención de contarte avances. Y de contarte qué hago para que haya avances. Así que, por si aporta, mi mayor aporte y creo que la primera piedra que se debe poner en esto de tratar de tener una mejor calidad de vida es reducir la inflamación. Reducir la inflamación y darle antioxidantes al cuerpo ha sido y es para mí, la clave para empezar a levantarme. He hecho muchas cosas. Muchas que te iré contando. Pero una dieta antiinflamatoria y los antioxidantes que me acompañan cada día, son claves.

De ahí el título de esta entrada. “No por mucho metilar…”.

Conocer la metilación y aportar los nutrientes adecuados para solventar las carencias y ayudar a un mapa genético algo difícil, fue un gran paso para sentirme mejor, pero eso sólo pudo suceder sobre la base de una dieta antiinflamatoria y de un aporte muy importante de antioxidantes para ayudar a mi cuerpo a lidiar con ingentes cantidades de estrés oxidativo.

Por cierto, creo aún que no te he contado como estoy  🙂 .

Como te puse por ahí arriba, no estoy para que me hagan una réplica en el museo de cera, pero si miro atrás y veo donde me han llevado mis pasos, puedo ver grandes avances con respecto a mi “caída”, y mi vida en general.

Llevo una alimentación paleo que es un poco mezcla de AIP, low FODMAPs y últimamente ando leyendo sobre los oxalatos, porque sospecho que también forman parte de mi caos.

Siempre y cuando me mantenga más o menos en mis comidas seguras, respete mis horarios de sueño, y me mantenga alejada del estrés (quizá la parte más difícil de todo esto), me encuentro aceptablemente bien.

No podemos olvidar la endometriosis, que me regala unos 15 días al mes algo más incómodos que los otros 15 por un mal control de estrógenos, pero, aun así, la sintomatología no tiene nada, pero nada que ver, con lo que fue en su día y lo que ha sido durante muchos muchos años, antes incluso del diagnóstico.

A finales del año pasado, en mi revisión ginecológica, el quiste de mi ovario derecho se dejó ver con aproximadamente 1,5 cm, de los casi 6 cm con los que me lo descubrieron hace casi 3 años. Y la sintomatología general, ha mejorado mucho. Eso sí, mis mayores aportaciones para ello tienen dos nombres: vitamina C, y glutatión. La vitamina C me acompaña hace mucho tiempo, y siempre me ha ayudado a mejorar la gestión de los estrógenos y a aumentar la progesterona. El glutatión llegó más tarde, pero es clave a partir de la segunda mitad de mi ciclo, sobre todo. Antes de poder conocer sus efectos, mi costado derecho se colapsaba en cada mitad de ciclo hasta casi el comienzo del ciclo siguiente. Gracias al aporte de glutatión los síntomas en mi hígado y vesícula han desaparecido prácticamente, y sólo si otra serie de factores disparan el caos inflamatorio, puedo sentir que algo ahí “se ha atascado”.

En este estudio que quise acercar a través de mi blog, vinculan los estrógenos con la virulencia de Candida Albicans. ¿Relación? Puede ser. Aún faltan muchas respuestas.

Tanto la vitamina C como el glutatión los tomo en versión liposomal, y principalmente con la vitamina C parezco tener un algún problema si lo tomo en su versión no liposomal. Me suele generar más sintomatología y, como te comentaba algo más arriba, ando estudiando los oxalatos y creo que puede tener algo que ver con ellos.

El descubrimiento de los productos liposomales habiendo ya conocido los efectos sobre mi cuerpo de la vitamina c y del glutatión, me llevó a querer hacerlos más accesibles, y estudié opciones para poder traerlos a España y acercarlos a quien pudieran ser de ayuda como lo son para mí. Ese fue el comienzo del proyecto NSG Nutrigenomics hace cerca de año y medio, y que hace tan sólo unos días vio la luz. Si quieres leer acerca de la encapsulación liposomal, publiqué una entrada hace unos meses donde te hablo de ellos.

Hoy la vitamina C liposomal forma parte de mi rutina de suplementación diaria, y el glutatión se ha convertido en mi solución de “rescate”. Si se dispara el caos inflamatorio, ya sea por una mala jugada de los FODMAPs, algún alérgeno, algún tóxico ambiental o alguna de esas comidas que generan síntomas y donde aún no he conseguido identificar al culpable, tomo algunas dosis de glutatión liposomal a lo largo del día, separadas unas horas, y voy viendo como el fuego de la inflamación disminuye y mis síntomas mejoran. Desde hacer desaparecer una migraña (no siempre, debo decirlo), eliminar la niebla mental, desinflamar mi costado…

Por cierto, si quieres saber más sobre el glutatión y mi historia con él, puedes leer esta entrada que publiqué hace algo más de un año. Como también te contaba en esa entrada, el efecto de un cuerpo desinflamado y con una cantidad apropiada de antioxidantes se refleja en la piel, y cuando me miro al espejo hoy aun me sorprende la piel de mi cara. No he tenido la piel así nunca, y la gente a mi alrededor, aquellos que han visto el cambio, me lo comentan con frecuencia.

Esta entrada ya es mucho más larga de lo que pensaba sería la entrada final, y aún no te he hablado de mis aportes a nivel del ciclo de metilación. Y de mis caídas. Y de mis errores, que también los ha habido. Y de todo se aprende.

Así que aunque no lo había planeado, este artículo se ha ganado una Parte II, porque me gustaría poder seguir contándote y hablarte de lo que hago a nivel de la metilación, para aportar.

Estaré de vuelta pronto, si la vida deja 🙂 .

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Glutatión

¡Hola, Glutatión!

Trabajo y estudios no dan mucha tregua, pero hace semanas que quiero escribir una entrada como ésta. Y es que, a medida que mi investigación sobre el proceso de metilación y los polimorfismos MTHFR avanza, a medida que voy poniendo algunas piezas más en mi puzle, la importancia de los antioxidantes se hace más y más presente, y el glutatión llama cada vez con más fuerza a mis puertas y ventanas.

Niveles reducidos de glutatión están vinculados a múltiples condiciones de pérdida de la salud como son cáncer, fibrosis quística, Parkinson, Alzheimer, hipertensión, fatiga crónica, fibromialgia, autismo, déficit de atención, asma, diabetes o esclerosis múltiple.

Empiezo a entender que no es casualidad que esta lista de condiciones sea tremendamente similar a la lista de enfermedades asociadas a deficiencias en el ciclo de metilación por mutaciones, siendo los polimorfismos en el gen MTHFR los más estudiados.

No hace mucho publiqué una serie de entradas acerca de la metilación que pueden complementar esta entrada. Si no has tenido oportunidad de leerlas y quieres entender de que hablo cuando me refiero a la metilación o a los polimorfismos, puedes leer la primera de la serie aquí.

 

¿Qué es el glutatión?

Los antioxidantes son agentes reductores que limitan la actividad de los radicales libres y el daño producido por las especies reactivas de oxígeno en nuestro cuerpo.
Fórmula del Glutatión
Fórmula del Glutatión
 

Glutatión es el mayor antioxidante intracelular en el cuerpo, conocido como “el antioxidante maestro”.  Está formado por 3 aminoácidos: glutamato, glicina y cisteína unidos por enlaces peptídicos.

 

GSH_Redox

 

Se conoce como una molécula redox.  Una reacción redox o de Reducción-Oxidación es una reacción química en la que uno o más electrones se transfieren entre los reactivos, provocando un cambio en su estado de oxidación.  Cuando una molécula es oxidada, pierde electrones y su estado de oxidación aumenta. Cuando una molécula es reducida, gana electrones, y su estado de oxidación disminuye.

La clave es el ratio entre glutatión reducido o GSH y glutatión oxidado o GSSG. Si hay una gran cantidad de glutatión oxidado y baja cantidad de la forma reducida, esto indicará una elevada toxicidad celular y alta actividad de radicales libres.

Glutatión es clave en la regulación de la proliferación celular, apoptosis, función inmune, detoxificación de tóxicos y xenobióticos.  

¿Por qué esta entrada dedicada al glutatión?

Si conoces mi historia (puedes leerla aquí), sabrás que he pasado una vida lidiando con la inflamación, con un sistema inmune deficiente, con migrañas incapacitantes, alergias alimentarias, problemas digestivos, hormonales, dolor musculo esquelético, fatiga, problemas de atención, y todo un cuadro de síntomas asociados con la inflamación crónica y el exceso de estrés oxidativo en el cuerpo.

Desde hace más de dos años, cuando en el año 2015 todo este cóctel saltó por los aires y me hizo abrir los ojos a la fuerza, he dedicado el tiempo que esta lucha me ha permitido a juntar piezas para dar respuesta a muchos «por qués» y he puesto en marcha cambios desde múltiples aspectos de mi vida.

Una dieta alta en antioxidantes, así como suplementación con antioxidantes y precursores del glutatión han sido una de las piezas de mi protocolo. Junto a ello y como contraparte, la dieta antiinflamatoria ha sido por supuesto otra pieza fundamental, pues no sólo se trata de lo que introduces en el cuerpo, sino también, de lo que dejas de introducir.

¿Y si los precursores no están funcionando?

Glutamina, NAC, ácido alfalipoico, vitamina C… Mis investigaciones me llevaron a la búsqueda de los precursores del glutatión como la mejor opción para aumentar las reservas de glutatión del cuerpo y luchar contra la inflamación y el estrés oxidativo. Éstos me acompañan desde hace ya mucho tiempo. Sin embargo, no fue hasta que la genética llamó a mi puerta y me presentó el ciclo de metilación para que pudiera trabajar sobre él, que empecé a maximizar mis esfuerzos para regular todo el caos.

Hace cosa de un año más o menos que gestiono mi salud y las complicaciones de la endometriosis así, pero cada mes he estado viviendo cíclicamente los “daños colaterales” de la endometriosis en mi hígado y vesícula, imagino que derivados del exceso de estrógenos y de la proximidad del quiste de mi ovario derecho que inflama todo mi costado derecho haciéndome perder funcionalidad durante varios días.

El encuentro con el glutatión oral

Entonces un día cualquiera mientras buscas tus suplementos habituales se cruza en tu camino un suplemento de glutatión. Te has encontrado con las mismas aseveraciones una y otra vez: “El glutatión oral no es efectivo. Hay que fomentar/suplementar los precursores”. Pero lo que tiene ese afán por la investigación y por las verdades singulares, o que una es un poco cabezota y necesita probar las cosas, acabé comprando un suplemento de glutatión reducido en cápsulas de 500 mg.

Hace cosa de dos meses que incorporé por primera vez el glutatión reducido a mi régimen de suplementación y puedo decir que desde el primer día noté mejoría en muchos aspectos. Desde el primer día mi inflamación se redujo, mi energía aumentó, mi tolerancia a los alimentos también, mis síntomas de déficit de atención mejoraron y, lo más destacable, he tenido los dos mejores períodos que recuerdo en muchos meses en lo que respecta a mi hígado y vesícula. Por primera vez en muchos meses no “los he perdido”, no he vuelto a dejar de digerir grasas y a perder pelo como ha ido ocurriendo cíclicamente desde hace meses. Por primera vez en muchos meses esa sintomatología recurrente que sospecho asociada a SIBO por pérdida de funcionalidad de la vesícula, me ha dado una tregua. Mola.

LaVerdad

¿El glutatión oral no es efectivo? ¿No se absorbe? Quizá no todo lo que nos gustaría. ¿No funciona? Discrepo. En mi lista de TO-DOs está probarlo en su versión liposomal, que es algo cara, pero si con “baja absorción” ha hecho esto, la versión liposomal debe merecer su precio.

Como «efecto colateral” también del glutatión, mi piel tiene mucho mejor aspecto, se ve menos inflamada y está más suave. Si lees por ahí, encontrarás los usos del glutatión para eliminar manchas y blanquear la piel. Como efecto colateral, también me lo quedo 😛 .

Desde que empecé a disfrutar de los efectos de cantidades adecuadas de glutatión en mi cuerpo, una pieza más de mi puzzle ha ido tomando forma, y es la asociación entre una metilación deficiente o bloqueada y los niveles bajos de glutatión.

El glutatión es sintetizado en prácticamente cada célula de nuestro cuerpo a partir de los aminoácidos precursores. Sin embargo, la mayor concentración de glutatión se encuentra en el hígado pues los hepatocitos tienen habilidades únicas de síntesis de glutatión. La habilidad de convertir metionina en cisteína a través de la via de transsulfuración y de regular la biosíntesis de glutatión en función de la exportación a plasma, bilis y mitocondria. La salud del hígado y la producción de glutatión son claves para la vida.

  Y ahora que ya sabes por qué quería hablarte del glutatión, volvamos a él.

¿Por qué necesitamos glutatión?

 
  • El glutatión es usado por el hígado para detoxificar toxinas, químicos, medicamentos, y toda la carga tóxica que implica nuestro entorno hoy en día. Además, una función adicional del transporte de glutatión a la bilis es servir como una fuerza impulsora osmótica en la formación de bilis. El glutatión es la molécula orgánica más abundante en la bilis en una concentración de 8-10 nM (artículo).

¡Ajá! Quizá por eso mi vesícula ha funcionado en los últimos 2 meses mejor de lo que lo ha hecho en mucho tiempo.

  • El glutatión está envuelto en muchos procesos celulares, incluyendo la diferenciación celular, proliferación y apóptosis y como resultado, alteraciones en la producción de glutatión están implicadas en la etiología y progresión de un gran número de enfermedades desde el propio envejecimiento como enfermedades cardiovasculares, inflamatorias, metabólicas y neurodegenerativas.
  • Las mitocondrias en tus células producen radicales libres en el proceso de obtención de energía celular. Si hay una deficiencia de glutatión, las mitocondrias serán las primeras en acusarlo. Un exceso de radicales libres lleva a enfermedades degenerativas y envejecimiento.
  • El glutatión es esencial en muchos procesos que incluyen la homeostasis redox celular, protección del ADN, transporte de oxígeno, protección de la vitamina B12 dentro de la célula y eliminación de metales pesados.
  • El glutatión es esencial para la función immune, especialmente la inmunidad mediada por células. Las infecciones, el ejercicio y las toxinas agotan el glutatión y pueden generar disfunción mitocondrial.

Si hay algo que desde hace ya bastante tiempo tengo claro es la asociación entre las infecciones crónicas y la disfunción mitocondrial expresada en esas «etiquetas» que la medicina conoce como fibromialgia o síndrome de fatiga crónica (en inglés, Myalgic Encephalomyelitis / Cronic Fatigue Syndrome o abreviado ME/CFS) entre otras muchas enfermedades que tienen un componente de disfunción mitocondrial. Si antes hablé sobre dos de las «patas» de mi protocolo como son el aumento de antioxidantes y la dieta antiinflamatoria, una tercera pata y yo diría que la que primero implementé fue ayudar al sistema inmune a luchar con el exceso de agentes externos que lo mantenían asfixiado.

Hace dos días, mientras trabajaba en esta entrada encontré la hipótesis GD-MCB (Glutation Depletion – Methylation Cycle Block) de Rich Van Konynenburg (artículo). Dicha hipótesis señala una vinculación entre un bloqueo en el ciclo de metilación y el agotamiento de las reservas de glutatión en el cuerpo, y la pieza de mi puzzle que andaba por ahí a medio encajar, se giró encontrando su posición en el tablero.

La hipótesis Glutation Depletion – Methylation Cycle Block

La hipótesis propone que para desarrollar CFS o Síndrome de Fatiga Crónica, una persona debe haber heredado determinadas variaciones genéticas (SNPs) en una combinación de ciertos genes que codifican para enzimas y proteínas del ciclo de metilación y vías relacionadas.

Además, la persona debe haber sido sujeta a alguna variedad de estrés físico, químico, biológico o psicológico/emocional de larga duración que disminuye el glutatión hasta el punto en que se produce un bloqueo en la enzima metionina sintasa en el ciclo de metilación en respuesta al estrés oxidativo derivado del agotamiento del glutatión.

La formación de este bloqueo es ayudada por la presencia de los polimorfismos genéticos heredados. Esta disminución de los niveles de glutatión simultáneamente elimina la protección que el glutatión proporciona a la vitamina B12 y además favorece la acumulación en el cuerpo de toxinas que pueden interferir con la utilización de la vitamina B12, siendo el mercurio la más habitual.

La hipótesis propone además que como resultado de lo anterior, el nivel de metilcobalamina es demasiado bajo para soportar la reacción de metionina sintasa, y esta queda bloqueada crónicamente. Esto produce un círculo vicioso que causa que CFS se convierta en una condición crónica. La mayoría de las anormalidades bioquímicas y síntomas resultan entonces del agotamiento de glutatión, deficiencia funcional de vitamina B12, deficiencia de metilación, y bajo folato intracelular debido al mecanismo conocido como «methyl trap o folate trap». Esta «trampa de metilo ó trampa de folato» se produce ante la imposibilidad de reciclar el metilfolato a tetrahidrofolato por la ausencia de metil B12. Si no hay B12, el metilfolato no puede convertirse en tetrahidrofolato porque no se puede deshacer de sus grupos metilo. El metilfolato está «atrapado» y comienza a salir de las células al plasma, lo que suele mostrar niveles elevados de folato en las analíticas, cuando en realidad los niveles de folato a nivel intracelular son deficientes, y se está enmascarando una deficiencia de B12.  A su vez, no hay conversión de metionina a homocisteína, haciendo que esta se acumule causando toda clase problemas.

Lo aprendido

Llegados a este punto, puedo sacar como conclusión que aún me queda mucho por afinar en lo que respecta a la metilación y a la mejor forma de aportar desde la nutrición.  No existen las reglas ni las soluciones universales, y el mapa genético de cada uno determinará las mejores opciones. Y prueba-error, y ajuste, parece ser el camino. He puesto una nueva pieza. Y es que, parece ser que aportar precursores de glutatión a un ciclo de metilación que no funciona eficazmente, no da el resultado esperado. Al parecer el propio glutatión puede ser una pieza clave, siempre y cuando un@ no se olvide de cerrar los círculos y caiga en una «trampa».

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MTHFR – Metilación para dummies III. ¿Cómo me afecta el proceso de metilación?

Las mutaciones en el gen MTHFR generan defectos que pueden dar origen a condiciones de salud importantes. La metilación se ve afectada por las condiciones ambientales, deficiencias nutricionales,  y el propio proceso de metilación pierde eficacia con la edad. Muchas de las enfermedades de nuestro tiempo están asociadas con patrones aberrantes de metilación.

En personas con una actividad disminuida de las vías de metilación, hay una disminución de los grupos metilo necesarios para ejecutar muchas funciones importantes, pues la enzima MTHFR cataliza el último paso de la construcción de grupos metilo a partir de folato. Además, disfunciones en el ciclo de metilación se encuentran detrás del exceso de agentes tóxicos e infecciosos, resultando en un amplio rango de condiciones que incluyen disfunción tiroidea, diabetes, enfermedad cardiovascular, inflamación neurológica, desbalances de neurotransmisores, infecciones víricas crónicas, pobre reparación de tejidos, función inmune deficiente, defectos de los tubos neurales, síndrome de Down, Esclerosis Múltiple, déficit de atención, autismo, Alzheimer, o Parkinson.

Por tanto, mutaciones en el ciclo de metilación, pueden favorecer la susceptibilidad a determinadas condiciones de salud, y provocar la expresión y modificación de genes, en lo que conocemos como epigenética, pues la metilación influye en cómo nuestros genes responden a agentes ambientales.

  • Problemas en la metilación pueden reducir la habilidad de nuestros cuerpos para construir los bloques necesarios para la síntesis de ADN y ARN. Algunas de las células de nuestro cuerpo son más susceptibles como la médula espinal que fabrica plaquetas, glóbulos blancos y rojos. El tejido nervioso también suele estar más afectado. Entonces, mutaciones en el ciclo de metilación no sólo afectan la función de los genes afectados por dichas mutaciones, sino que afectan a la función global de edición en la que el cuerpo se apoya para compensar posibles problemas en el resto de los 25.000 genes. El Ciclo de Metilación es el sistema que el cuerpo usa para editar y corregir problemas con otros genes, por tanto, garantizar un correcto funcionamiento de éste te da las herramientas para ayudarte a activar o desactivar esos genes. Este proceso es conocido como epigenética. La epigenética se define literalmente como «cambios heredables en los patrones de expresión genética que ocurren sin modificaciones en la secuencia de ADN». 
  • La metilación afecta a las mitocondrias en nuestras células. Las mitocondrias son las unidades que crean energía y permiten a las células funcionar. La mitocondria necesita nutrientes y coenzimas clave dependientes de la metilación para poder crear energía. Su combustible principal es la glucosa y los ácidos grasos de los triglicéridos. Sin embargo, también necesitan otros nutrientes como la carnitina y la coenzima Q10.
  • Cada célula de nuestro cuerpo depende de la metilación para mantener la estabilidad y fluidez de la membrana celular y sin una correcta metilación nuestras células no pueden funcionar bien. La fluidez de la membrana es dependiente de fosfatidilcolina, cuya fabricación es dependiente del ciclo de metilación.
  • Problemas en la metilación pueden afectar el sistema inmune. Si, como hemos visto, puede haber problemas para construir los bloques necesarios para la síntesis de ADN, como resultado,  no puedes crear nuevas células T reguladoras que favorezcan la regulación del sistema inmunitario. Las células T nos protegen de infecciones virales y parasitarias y controlan a las células B que producen anticuerpos. Cuando el ciclo de metilación no funciona bien, el sistema inmune tenderá a fabricar células B en exceso, lo que puede resultar en una enfermedad autoinmune. El apoyo y soporte al ciclo de metilación ha sido utilizado en el tratamiento de desórdenes autoinmunes asociados de hipometilación.
  • Los estrógenos son metilados para poder ser eliminados. Sin una adecuada metilación, pueden acumularse en el cuerpo dando origen a desórdenes hormonales y las enfermedades asociadas.
  • Deficiencias en el ciclo de metilación e inflamación siempre van de la mano. Una pobre metilación produce inflamación, y la inflamación disminuye la capacidad para metilar adecuadamente. En un estado de hipometilación, los niveles de histamina tienden a estar elevados. La histamina se desactiva gracias a los grupos metilo.
  • El estrés incrementa el cortisol lo que aumenta las necesidades de metilación. El estrés contínuo sobreexige al proceso de metilación y esto requiere la presencia constante de grupos metilo, aumentando las necesidades de los nutrientes necesarios para un correcto funcionamiento del ciclo de metilación.

Estos son sólo unos ejemplos de cómo puede afectarnos una metilación deficiente. Llegados a este punto, ¿Podemos decir que el proceso de metilación es importante para tu salud? Sí. ¿Te conviene comprobar si eres portador de la mutación en el gen MTHFR u otras que afecten tu metilación? Depende. Según estudios, entre un 30 – 40% de la población puede contar con mutaciones en este gen.

En muchos casos, cuando el entorno y las condiciones externas son favorables, cuando la nutrición aporta todos los nutrientes y cofactores necesarios para una correcta metilación, los posibles defectos o disfunciones asociados no se expresan y permiten llevar una vida en unas condiciones de salud adecuadas. Considero que en el estado en el que nos encontramos, con el ritmo de vida que manejamos, la cantidad de agentes tóxicos que nos rodean, la falta de alimentos sanos y el exceso de anti nutrientes, es realmente difícil que se den todas estas condiciones que permitan que la metilación se produzca al máximo de su capacidad.

En otros muchos casos, saber lo que sucede a este nivel, puede ayudarte a conocer el origen o causa de toda una serie de disfunciones. Saber qué puedes hacer desde el campo de la epigenética, qué puedes aportar desde fuera, cómo puedes favorecer el proceso de metilación, qué nutrientes y vitaminas pueden ayudarte y qué sustancias pueden entorpecer dicho proceso, puede darte las claves para reducir el riesgo de padecer alguna de las disfunciones asociadas o incluso revertir los síntomas pudiendo recuperar la salud.

Es importante partir de la base de que el todo es siempre mayor que la suma de las partes, y no se puede evaluar y tratar un posible polimorfismo sin una visión más completa de la persona. De nuevo, necesitamos una mirada integral enfocada en un ser singular. Será de ayuda conocer otros posibles SNPs que puedan estar expresándose, así como el estado de salud global de la persona, evolución, experiencias, entorno e historia vital, para poder de verdad maximizar el cambio y el aporte externo y desplazar hacia la epigenética el pilar de la salud. Entonces, es necesario tener el cuadro completo, y ahí podemos empezar a mirar cómo toda esta información genética encaja y cómo podemos usarla en pos de una mejor salud. Porque, si cambiamos el entorno, si cambiamos el terreno donde esos genes pueden expesarse, podremos evitar que se expresen de forma negativa, y potenciar aquellos que nos afectan de forma positiva.

¿Quieres un ejemplo de cómo lo que haces desde fuera afecta a la metilación? Toda mi vida reaccioné de una forma distinta a la mayoría de mis amigos ante el consumo de alcohol. En los tiempos en los que solía salir «de copas» o a tomar unas cervezas, podía ver como con tan sólo un par de tragos empezaba a sentirme mareada y con dificultades para mover los músculos. Los brazos y las piernas me pesaban como si no tuviera fuerza. Y siempre necesitaba varios días para recuperarme, lidiando con un exceso de fatiga y la habitual migraña. Siempre he tenido una respuesta muy potente al alcohol y aún a día de hoy una cerveza (sin gluten! 🙂 ) o una copa de vino, instauran en mí la misma sintomatología. Justo hace unos días me cruzaba con el siguiente artículo, que me hizo entender cómo el consumo de alcohol sobrecarga el proceso de metilación aumentando las necesidades de folato, y por qué si éste último es deficiente, afectado o no por la genética, puede entorpecer procesos vitales para nuestra salud y nuestro bienestar. El estudio hace referencia a la influencia en la gestión de la homocisteína, pero hoy sabemos que éste es sólo uno de los muchos procesos bioquímicos que forman parte de la metilación y, por tanto, toda una serie de pasos se ven afectados cuando ésta no funciona al 100%.

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Epigenética y migraña; interacciones mitocondriales complejas que contribuyen a la susceptibilidad a la enfermedad

La migraña es un trastorno neurológico común clasificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las veinte enfermedades más debilitantes en el mundo desarrollado. Las terapias actuales sólo son eficaces para una proporción de pacientes y nuevos objetivos terapéuticos son desesperadamente necesarios para aliviar esta carga. Recientemente, el papel de la epigenética en el desarrollo de muchas enfermedades complejas, incluida la migraña, se ha convertido en un tema emergente. Al comprender la importancia de la acetilación, la metilación y otras modificaciones epigenéticas, se entiende que este proceso de modificación es un objetivo potencial para manipular el estado epigenético con el objetivo de tratar la enfermedad.

La secuenciación con bisulfito y la inmunoprecipitación con ADN metilado se han utilizado para demostrar la presencia de citosinas metiladas en el bucle D humano del ADN mitocondrial (ADNmt), demostrando que el genoma mitocondrial está metilado. Por primera vez, se ha demostrado que existe una diferencia en el estado epigenético del mtDNA entre los controles sanos y aquellos con enfermedad, especialmente para las condiciones neurodegenerativas y relacionadas con la edad. Dadas las comorbilidades con migraña y el vínculo sugestivo entre la disfunción mitocondrial y el umbral más bajo para desencadenar un ataque de migraña, la metilación mitocondrial puede ser un nuevo camino a seguir. El pensamiento creativo y los nuevos enfoques son necesarios para resolver problemas complejos y un enfoque de biología de sistemas, donde múltiples capas de información se integran es cada vez más importante en la modelación de enfermedades complejas.

Este artículo ha sido traducido al castellano. Puedes acceder a la publicación original aquí.

 
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